Entramos en exclusiva en la casa más bonita de Lisboa, diseñada por el premio Pritzker Paulo Mendes da Rocha

Desde fuera podría parecer una más, pero Casa Quelhas, en el barrio lisboeta de Lapa, es la única vivienda privada del Pritzker brasileño Paulo Mendes da Rocha fuera de su país.

En el salón de la última planta, frente a un ventanal, dos sillones diseñados por Carlos Motta, tapizados en terciopelo.

© Francisco Nogueira | Estilismo: Amaya de Toledo

Una vivienda configurada al revés

Además de estar volcada sobre la parte trasera, la casa está configurada al revés de lo habitual y planteada, como es frecuente en la obra de Rocha, con espacios abiertos pensados para compartir. La primera y la segunda planta acogen el ámbito más privado, los dormitorios de los padres y sus tres hijos, reservando la tercera para la cocina y el comedor, que se abren a la piscina suspendida. En el cuarto piso está el salón, un “origami de hormigón” en el que la familia guarda muchos de sus tesoros, presidido por la escultura de Miguel Angelo Rocha sobre la chimenea. Fueron ellos mismos los que se encargaron de la decoración, y también de la curación del arte, en este caso con la ayuda de su amigo, el pintor João Louro. En la colección se incluyen piezas del propio Louro y de otros artistas contemporáneos como Hector Zamora, Gabriel Acevedo Velarde, Luiz Braga, los hermanos Campana, Carlos Motta o Zanine Caldas, y también de los arquitectos Finn Juhl y Bodil Kjaer, y luminarias de Viabizzuno con Mario Nanni y Davide Groppi. Además de ser una obra de arte al completo, Casa Quelhas se convierte así en testimonio de varias vidas: la de aquellos artistas que ven expuesta su obra, la del icono que dejó su único sello lejos de la ciudad de São Paulo y la de la familia que encuentra su hogar allí donde el Tajo cambia de nombre.

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