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Editorial: Victoria y retos de Noboa en Ecuador

Su enorme diferencia sobre la candidata opositora otorgará gran fuerza de arranque a su gobierno. Con la mayor tasa de homicidios de América, mejorar la seguridad será su desafío central, pero no único

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La victoria alcanzada por el presidente Daniel Noboa, candidato de la Alianza Democrática Nacional (ADN), en la segunda ronda de votación celebrada el pasado domingo en Ecuador, fue de una magnitud inesperada. Los datos reportados por el Consejo Nacional Electoral le otorgan 55,88% de los votos, frente al 44,12% de Luisa González, candidata de Revolución Ciudadana (RC).

La ventaja de casi 12 puntos, así como una participación del 84%, le otorgará una gran legitimidad y fuerza de origen para gobernar durante el período que comenzará el 24 de mayo. Solo podría deteriorarse si las denuncias de supuesto fraude lanzadas, pero no documentadas, por su contendora, llegan a tener algún sustento.

Este gran triunfo, sin embargo, es apenas una parte de lo que el político de 37 años, heredero de la mayor fortuna de su país, necesitará para superar los múltiples retos acumulados. El principal es la inseguridad. La tasa de homicidios actual llega a 38,8 por cada 100.000 habitantes, la más alta del hemisferio; peor aún, pese a una política de “mano dura” y militarización, enero fue el mes más violento de la historia, con 900 víctimas.

El repertorio de problemas también incluye una economía en retroceso, que decreció 2,3% el pasado año; un gran déficit fiscal, una abultada deuda pública, alta pobreza (31,9%), desigualdad, diferencias regionales y un agudo deterioro de los servicios públicos, entre ellos el suministro de electricidad; sin embargo, ya ha comenzado a mejorar.

El clima político se caracteriza por una gran conflictividad y un virtual empate de fuerzas en la Asamblea Nacional. En ella, RC posee 67 de los 151 escaños y ADN, 66; el resto se reparte entre otros partidos.

La pugna entre los dos grandes bloques y sus candidatos se ha agudizado de manera creciente desde que Noboa derrotó a González en unas elecciones especiales, en noviembre de 2023, para concluir el mandato de Guillermo Lasso, quien había renunciado tras disolver el Congreso en medio de una crisis política. Por este motivo, y pese a que una reforma constitucional eliminó en 2018 la reelección consecutiva, no estuvo inhibido de participar en el proceso que culminó el domingo.

Ambos se volvieron a enfrentar el 7 de febrero, en una primera ronda en la que también se eligió el Congreso, y quedaron virtualmente empatados, con una diferencia de apenas 17.000 votos. Durante la campaña para el balotaje, la mayoría de las encuestas previeron un resultado muy cerrado; sin embargo, según los datos reportados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), el domingo Noboa superó a González por casi 1,2 millones de votos. Por ahora, esta enorme diferencia es la única razón que ha aducido para denunciar un fraude, aunque la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), reportó un uso indebido de fondos públicos para impulsar la campaña presidencial.

En todo caso, la magnitud del triunfo puede explicarse, sobre todo, por la extrema cercanía de la hoy candidata derrocada al polarizador y autocrático expresidente izquierdista Rafael Correa (2007-2017), autoexiliado en Bélgica para evadir su condena en un caso de corrupción que califica de politizado. Extremadamente impopular en un sector mayoritario de la población, durante la campaña no cesó de manifestarse en redes sociales a favor de González; además, elogió a Nicolás Maduro y atizó una actitud confrontativa extrema. Resultado: sembró dudas sobre la independencia de su discípula y sus reales intenciones para gobernar, y elevó el fantasma del estatismo dictatorial.

Por esto, algunos analistas consideran que el resultado no fue solo un triunfo de Noboa, sino también una derrota de Correa. La pregunta política clave, en este momento, es si la bancada de RC se dedicará sistemáticamente a bloquear las iniciativas gubernamentales o si abrirá opciones de negociación. En cuanto al oficialismo, también será clave si promueve el diálogo y los posibles acuerdos, no solo con la principal fuerza opositora sino también con los demás partidos.

Hasta ahora, hay razones para dudar. La intransigencia caracteriza al llamado correísmo, mientras Noboa, durante su actual presidencia, ha tenido ciertas actitudes autoritarias, ha minado la independencia Poder Judicial y lanzó el ejército a las calles de varios departamentos para combatir la violencia, aunque sin mayor éxito.

La esperanza es que, pasada la campaña (que siempre distancia), haya una voluntad más amplia de aportar a la gobernabilidad del país. En sus meses de gobierno, Noboa impulsó una serie de indispensables reformas económicas que quizá empiecen a rendir frutos. Será un buen arranque para avanzar en seguridad, política social y fortalecimiento institucional. Esperamos que el joven gobernante lo aproveche y la oposición no lo bloquee.

Daniel Noboa
Los casi 12 puntos de ventaja obtenidos el domingo pasado por Daniel Noboa en la segunda ronda electoral de Ecuador, le darán mayor legitimidad en el arranque de su segundo gobierno, aunque son muchos los retos que lo desafían. Foto: AFP (RAUL ARBOLEDA/AFP)
La Nación

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Análisis de opinión en cada editorial de La Nación, medio de referencia en Costa Rica, fundado en 1946.

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