Atentado

La matanza de Nueva Zelanda se convierte en arma electoral de Erdogan

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El presidente turco muestra imágenes de la matanza y del manifiesto del atacante en varios mítines durante este fin de semana

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, saluda a sus seguidores durante un mitin en Izmir. TURKISH PRESIDENT PRESS OFFICE H EFE

El próximo 31 de marzo se celebran elecciones municipales y Recep Tayyip Erdogan no ha dejado escapar la ocasión de instrumentalizar a su favor la masacre de 50 musulmanes en Christchurch del viernes pasado. El presidente turco y líder del islamonacionalista Partido Justicia y Desarrollo (AKP) ha mostrado imágenes de la matanza y del manifiesto del presunto autor durante los mítines de este fin de semana.

Mientras Facebook se empleó a fondo para borrar la emisión en directo del atentado y todo rastro del atacante, incluido "cualquier elogio o apoyo" del mismo en palabras de la empresa estadounidense, fragmentos de la terrible grabación aparecían en una pantalla gigante y frente a miles de turcos. Ocurrió en Estambul, en la población cercana tracia de Tekirdag y este domingo en Esmirna.

En el montaje emitido durante el mitin del sábado, aparecen fragmentos del momento del ataque a la mezquita Al Nur y al Centro Islámico Linwood. Posteriormente, pueden verse secciones, con el texto difuminado, del manifiesto de 73 páginas que Brenton Harrison Tarrant, detenido como responsable de asesinato, envió a las autoridades minutos antes de actuar.

El atacante, bramó Erdogan a la multitud el sábado, "eligió de blanco a Turquía y a mí mismo". Un día después, el presidente apuntó a Kemal Kiliçdaroglu, dirigente del socialdemócrata CHP y jefe de la oposición. "Sólo Kiliçdaroglu trató de responsabilizar del ataque al islam y a los musulmanes", denunció, refiriéndose a una ocasión en que el opositor dijo que "el mundo islámico es fuente de terrorismo".

A Erdogan se le reconoce su dominio vasto del discurso político, igual que se le critica su polarización a fin de granjearse una trinchera amplia de votantes fieles. El principal saco de votos que trata de cerrar estos días es el islamista. Personas piadosas capaces, como ha ocurrido en ocasiones, de acudir amortajados a la cita electoral con su reis.

"No hay límites en la hostilidad al islam"

La islamofobia es un enemigo al que vencer en las urnas. Este es su mensaje en esta campaña electoral, en la que el AKP se juega mantener de la capital y la principal urbe comercial, Ankara y Estambul, y el sustrato de la red empresarial que tradicionalmente ha estado de su parte. El discurso económico no le conviene esta vez: Turquía entró el año pasado en recesión técnica y la inflación quintuplica el objetivo.

No es baladí, por lo tanto, la estridente respuesta que el ejecutivo turco ha dado al crimen de Nueva Zelanda. La Presidencia, el Ministerio de Exteriores e incluso el de Defensa han publicado sendas declaraciones de condolencias y condena. Cinco partidos parlamentarios se sumaron con su comunicado. Una delegación encabezada por el vicepresidente turco, Fuat Oktay, se ha desplazado al país insular.

Antes de partir, Oktay sentenció: "Este acto terrorista, desafortunadamente, ha evidenciado una vez más que no hay límites en la hostilidad al islam". "Invitamos a todo el mundo a hacer frente contra la islamofobia, la xenofobia, el radicalismo y el racismo", añadió la mano derecha del presidente de un país que, en estos momentos, investiga la estancia de Brenton Harrison. Según las primeras evaluaciones, Brenton visitó dos veces Turquía en 2016, por un total de 43 días. Erdogan ha prometido "descubrir pronto" nuevos detalles de su periplo que, posiblemente, le sirvió para plasmar algunos de sus desvaríos en el mismo fusil con que perpetró la masacre y en el manifiesto.

En el comunicado, el supuesto asesino alegó que los turcos deberían abandonar Tracia, la península de continente europeo que incluye la mitad de Estambul, amenazándolos con "mataros y echaros, cucarachas, de nuestras tierras". "Estamos yendo a Constantinopla y destruiremos cada mezquita y minarete de la ciudad", que será "de los Cristianos, justamente, una vez más".

En el arma homicida, el autor hace varias referencias a batallas en las que el ejército otomano participó. En armenio, menciona la batalla de Sarikamish, en el marco de la Primera Guerra Mundial, en la que el invierno acabó por condenar a la derrota a los turcos frente a las tropas zaristas. El líder otomano, Enver Pasa, culpó del fracaso a los armenios. También menciona la derrota otomana en Viena de 1683, que marcó el fin de los embates expansionistas turcos contra Europa.

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