Psico

Microinfidelidades: ¿pueden estos engaños perjudicar tu relación de pareja?

Mensajes, llamadas, complicidad emocional con otra persona… Todas esas pequeñas acciones de apariencia inocente pueden llegar a considerarse una traición en toda regla, capaz de romper una relación
Las microinfidelidades el engaño en redes que puede estropear una relación
Chloé Wallace / Realización: Claudia Torres-Rondón.

Microinfidelidades: la traición digital que se ha popularizado en TikTok

No es que las redes sociales sean la madre de todos los males, ni mucho menos las inventoras de las tendencias, pero sí que son un buen termómetro de lo que pasa en la sociedad y un catalizador de cualquier cosa susceptible de hacerse viral. Es así cómo han conseguido que hablemos de ghosting, breadcrumbing, love bombing o benching sin despeinarnos, y que normalicemos, e incluso justifiquemos, toda la serie de comportamientos tóxicos que se derivan de estas conductas que han existido siempre, y que la terminación -ing tiende a hacerlas virales. Si has nacido con el móvil en la mano puede que no lo creas, pero pregúntale a cualquier que haya tenido una infancia analógica. Seguro que tiene más de una anécdota acerca de rollos que desaparecen de la noche a la mañana, novios tan mezquinos que sólo daban migajas o tonteos “inocentes”, tan dañinos como poco demostrables.

Esta última está de moda en TikTok y se conoce como microinfidelidades o microengaños, y engloba todas esas sutilezas que objetivamente no son una infidelidad, pero que pueden ser consideradas como una traición. No tienes más que buscar el hashtag #MicroCheating, para ver la cantidad de contenido que hay al respecto; desde que gente que cuenta su experiencia, hasta aquellos que lo justifican diciendo que si no hay sexo, no hay infidelidad.

¿Tonteo inocente o engaño?

“El problema es que en nuestra cultura, cuando hablamos de infidelidad, nos referimos casi exclusivamente al sexo”, explica Xavier Guix, psicólogo especializado en comunicación y programación neurolingüística, experto en inteligencia emocional, escritor y conferenciante. Añade que la deslealtad a un proyecto comprometido, el mentir dentro de la relación, el no ser honestos, el romper los pactos acordados, parece que no tiene tanto impacto como que una persona se acueste con otra que no es su pareja.

Es ahí donde muchos se disculpan, argumentando que en muchas ocasiones, ni siquiera llegaron a quedar con la otra persona, y todo se quedó en un intercambio de mensajes. No obstante, Guix incide en que en realidad le somos fieles a una historia en común, a una memoria que se ha construido de muchas vivencias compartidas y cuando alguien deja de ser leal a todo eso, es cuando se produce infidelidad.

Para Guix las microinfidelidades son el preámbulo de algo más, e incide en cómo esas “agendas ocultas”, las mentiras o hablar con medias verdades, símbolos claros de una relación desleal, capaces de generar dudas sobre el compromiso emocional y sexual de la persona.

Los peligros de este tipo de comportamientos, es que se genera una desconfianza que será caldo de presuposiciones, malos entendidos, sospechas y, por lo tanto, conflictos comunicativos, arguye el autor de ‘¡Cuánto te quiero!’. “Lo peor es que queda tocada la intimidad, la capacidad de exponerse abiertamente al otro y ser honestos con lo que nos pasa. Afectar la intimidad es afectar los cimientos de la relación”.

Red flags: ¿cómo sé si me están engañando?

No se trata de caer en la paranoia, pero hay comportamientos sospechosos que pueden ser considerados como banderas rojas. “Tener el móvil siempre al alcance, dejarlo boca abajo, irse a hablar a otro lugar cuando se reciben llamadas, pasarse mucho tiempo chateando, descubrir que se han abierto una cuenta en una plataforma de contactos, rehuir de hablar claramente… son aspectos que acaban llamando la atención y sembrando la desconfianza”, observa el experto. Aunque los cambios en la naturalidad y hábitos de la relación son los que deberían alertarnos, añade.“Es inevitable darse cuenta de que algo pasa, que hay pequeños cambios en los estados de ánimo, en la motivación, en las rutinas cotidianas. Cuando uno sospecha que algo está pasando, no debe recriminar, afear o exigir explicaciones, sino generar un espacio de comunicación dónde poder hablar sobre la relación, sus motivaciones y comprender las necesidades que tiene la otra persona. Quizás esas necesidades no concuerdan con las nuestras y se hace necesario replantear el proyecto común, o establecer claramente los límites y las oportunidades”, apunta.

La importancia de hablar

Si dejásemos de romantizar las relaciones y dar por hecho que son para siempre, tal vez podríamos poner atención en construir diariamente ese compromiso que puede, o no, llevarnos a algo estable, duradero y sólido. En cambio, nos olvidamos de cuidar al otro y a nosotros mismos, de tener conversaciones donde repasemos si esas necesidades o acuerdos que adquirimos hace tiempo, siguen aún vigentes, dando lugar a la frustración, la desidia y la falta de compromiso. Practicar la escucha activa o aprender a dar nuestro de vista sin atacar al otro son clave para el bienestar en pareja.

Junto a este cambio natural que todos vivimos (con o sin relaciones), Guix destaca que algunas personas, por muy comprometidas que estén, mal llevan la vida conyugal. “Se agobian, no saben manejar la intimidad o están excesivamente centradas en sus profesiones. Tarde o temprano acaban necesitando otros estímulos fuera de casa y se meten en enredos, a veces insalvables”. Pero se puede prevenir y una condición sine qua non es que haya honestidad. “Las infidelidades, aunque sean microinfidelidades, ponen de manifiesto tanto problemas de la relación, como problemas personales, por lo tanto, deben ser resueltas dentro de la relación. Por desgracia, se cae en buscar soluciones fáciles, o en buscar remedios fuera de casa. Antes que eso ocurra es necesario sincerarse y hablarlo”.

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