“Una pareja que adora la naturaleza y el diseño, amante del buen hacer y del detalle”. Así definen desde MAAF Estudio a los dueños de este creativo y calmado refugio rural situado en Lorca (Murcia). Con un hijo y vistas a ampliar la familia, la pareja quiso crear una vivienda desde cero en una zona de campo aislada.
“El proyecto sintetiza las necesidades y vivencias del cliente. Por ello, el programa se organiza en una única planta, conformada por dos volúmenes. Estos volúmenes se comunican entre sí mediante el juego de alturas y lucernarios, creando entre ellos patios de luz, patios de transición y recorridos funcionales”. Lo explica Ana Fernández, arquitecta y fundadora de este despacho con sede en Madrid que cuenta tan solo con dos años de antigüedad. “La idea de conectar interior y exterior, y de dividir el programa de día y el de noche, es el hilo conductor del proyecto”, añade.
El planteamiento, sin duda, original, ha dado lugar a una casa sorprendente pero discreta a la vez, de movimiento sutil, que, pese a su reciente construcción, no desentona con el medio. “El mayor desafío fue crear una nueva edificación que fuese respetuosa con el entorno. Para nosotros, es un factor indispensable que nuestros trabajos dialoguen con un discurso apropiado con la arquitectura y paisaje que los rodean, no queriendo destacar ni resaltar, sino adaptarse, intentando entender el ADN del lugar”.
Para lograrlo, Fernández y su equipo se han aliado con artesanos y empresas locales, priorizando la utilización de materiales kilómetro cero, como la piedra de la zona. Así, desde MAAF Estudio destacan el predominio de los muros de mampostería, su integración con la fachada de cal blanca y los interiores naturales de madera y porcelánicos en tonos terrosos. “Hemos querido crear una edificación eficiente utilizando materiales cercanos, muy reconocibles en la arquitectura tradicional de la zona”, detallan.
La inclusión de olivos en el interior a través de grandes ‘maceteros’ alumbrados por lucernarios, es una muestra más del afán del despacho por integrar la vivienda en su paisaje, y viceversa. Sucede lo mismo con los numerosos ventanales que conectan la casa con su entorno, así como con los pasillos exteriores, ineludibles cuando se trata de pasar de un volumen de la casa a otro.
Con el objetivo de potenciar esta sensación vernácula y cálida, el despacho ha utilizado en el interior Ecoclay, un revestimiento de arcilla sin toxicidad alguna que replica de manera muy seductora la bella imperfección de la naturaleza. Además, es un material que transpira y neutraliza los olores, eficaz como aislante y absorbente acústico, y presenta una elevada inercia térmica, algo clave para los dueños de esta casa. “Para los clientes, era importante tener un oasis que generase una atmósfera acogedora tanto en verano, con las altas temperaturas de la zona, como en invierno”, admiten desde el estudio.
De esta manera, tradición, luz, diseño y eficiencia son los cuatro pilares fundamentales que sostienen esta vivienda de 300 metros cuadrados, en la que se ha cuidado hasta el último detalle: desde las estructuras básicas hasta los muebles, que provienen casi en su totalidad de Kave Home y Zara Home. Así, aportando interesantes soluciones que bucean en el pasado sin dejar de mirar al futuro, MAAF Estudio ha logrado el objetivo que se propuso con este proyecto: “Crear confort, sensación de hogar”.
