CASAS AD

El sueño de vivir en la Riviera francesa se hace realidad en esta casa rodeada de terrazas y piscinas

En la Riviera francesa, el interiorista Jean-Charles Tomas fija la atención en los pequeños detalles de una villa contemporánea y atemporal con vistas al mar.
salón con ventanales sofs blancos y butacas marrones
© Jérôme Galland

A fuego lento, así comenzó este proyecto de la Riviera francesa. "Trabajé con el propietario en ocasiones anteriores, y esta vez me pidió que le diera una vuelta a la cocina... para luego rehacer la casa entera", dice Jean-Charles Tomas riéndose. La arquitectura exterior era bastante moderna, pero el interior era típico de los años 1990 y 2000, así que había que ponerse manos a la obra. Pero a causa de la pandemia el proyecto se ralentizó, y al dueño –acostumbrado a viajar y a no permanecer mucho tiempo en el mismo sitio–, no le quedó otra que llamar "hogar" a un lugar que estaba a medio hacer. 

La madera (y una pieza de Hans Wegner) como hilo conductor

El plan inicial también se tuvo que revisar y cambiar una habitación de invitados para convertirla en un despacho. Solo se salvó el salón, en el que se retiraron todos los tabiques y se aumentó la altura del techo para añadir una pequeña cornisa. Para levantar los ánimos y conseguir una perspectiva global de lo que iba a ser la reforma final, se colocó una elegante colección de arte –que más tarde se completaría– y muebles de estilo midcentury, cuyos tonos de madera sirven de hilo conductor en toda la vivienda, sin enfrentarse ni desentonar con los elementos que había antes. Las vistas sobre la Riviera francesa son otro elemento ineludible, ya que la estructura de la casa se pensó para que todas las estancias se asomaran a ese azul brillante que solo el Mediterráneo es capaz de tener. "He sido leal a mi forma de trabajar. Se han premiado esos detalles que a primera vista resultan imperceptibles y que luego son indispensables", cuenta Jean-Charles.

Es justo en el detalle donde el interiorista consigue expresarse más, diseñando todo a medida. En el baño, desde las puertas de la ducha hasta los accesorios se pensaron para mantener la misma horizontalidad que se encuentra presente en el resto de la casa, al igual que el mármol de la cocina utilizado en versión XXL. Con la madera, el truco de magia está en el gran escritorio JH571 de Hans Wegner, diseñado en 1954 en teca y latón, que inspira el mismo tono roble de la carpintería. Se nota incluso en el dormitorio, donde el pequeño escritorio está decorado con cuero envejecido del mismo color que la silla Metropolitan de Larsen & Bender Madsen, que el propietario quería conservar a toda costa. Y el cabecero, al mismo tiempo, marca el ritmo de la pared plana por sus formas geométricas. 

Materiales nobles y naturales para una casa de ensueño

La vivienda en sí es un cuadro compuesto por materiales naturales, roble, mármol, piedra de Trani y paredes blancas con el fin de fijar un abanico neutro, y en el que el nuevo mobiliario y las piezas de arte se complementasen con lo ya existente: cerámicas de Piasa, una lámpara de araña hecha a medida por Lindsey Adelman que se adaptara a las colosales dimensiones del salón o la Mesa de T.H. Robsjohn-Gibbings de 1950. Las diversas terrazas se cubrieron con tejas claras que mantienen un espíritu propio de Mikonos; se renovó la vegetación, se realzaron los espacios inclinados y en la azotea se puso una pérgola. Mientras tanto, los muebles y las macetas de terracota contrarrestan la estética cuadrangular de la villa, aportando un toque de suavidad para introducirla más en la naturaleza.