El día que Scarlett Johansson se paseó en leggings por el sitio de veraneo más pijo de Nueva York

No se trata del regreso de la tendencia ‘athleisure’, sino de una estrella disfrutando de la fabulosa comodidad del “anonimato”.
Scarlett Johansson
Scarlett Johansson© GettyImages

Lo que pasa en Los Hamptons no es que se quede en Los Hamptons, simplemente no le interesa a nadie. La archiconocida localidad neoyorquina donde veranean los que tienen barco y solo visten con polos blancos y pantalones de lino beis durante los meses de más calor apenas cuenta con puntos de interés. Las grandes mansiones con embarcadero se suceden una detrás de otra como las estaciones del metro de Manhattan, solo que entre ellas no se astiban ratas ni tampoco se cuelan extraños olores. También hay preciosas tiendas de souvenirs donde una camiseta te cuesta lo mismo que el alquiler de un mes y panaderías con bollos franceses a las que algunos rostros conocidos –ocultos bajo una gorra de baseball o un sombrero borsalino– acuden a diario en busca del cruasán del desayuno. Nada sucede en Los Hamptons porque así se ha decidido. Lo sabe Sarah Jessica Parker –habitual de la zona, no obstante allí se rodó uno de los capítulos más divertidos de Sexo en Nueva York– y lo sabe Scarlett Johansson.

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La protagonista de Match Point acude a su cita con el grupo más selecto de veraneantes neoyorquinos cada mes de agosto y este año no ha sido una excepción. Ya se ha instalado allí y ya ha iniciado algunas de las aburridas y maravillosas rutinas anteriormente descritas a las que se suman una cita en la peluquería, un paseo con un helado (italiano, por supuesto. En Los Hamptons hay más rituales estivales europeos que norteamericanos) y un almuerzo con un amigo que de exigir una etiqueta tendría más que ver con la indumentaria de los asistentes a un partido de tenis que con la lista vip de Studio 54. Aunque Scarlett Johansson no ha tenido en cuenta ni una ni otra.

Scarlett Johansson paseando por Los Hamptons.

© GtresOnline.

La actriz ha decidido ser fiel a su estilo desenfadado y se ha paseado por la zona ataviada con unos leggings deportivos y unas chanclas de piscina, es decir, uno de los muchos conjuntos que los veraneantes de Los Hamptons no practican. Ellos, que siempre aspiran a la comodidad entendida desde lo clásico, ni aprobarían los ceñidos pantalones (si acaso, para ir a pilates) ni las sandalias, pero a Scarlett no solo le da igual, sino que su atrevimiento ha conseguido introducir ambas prendas en territorio hostil.

Se llama cambiar las reglas del juego sin quererlo o sentar precedente. Se llama hacer un Johansson.

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