Cine

LA ENTREVISTA FINAL

Emma Suárez: "Los conflictos que estamos viviendo son consecuencia del ego absoluto"

SERGIO GONZÁLEZ VALERO

Madrid, 1962. Tras su papel en 'Julieta', que le valió uno de los dos Goyas que se llevó este año (el otro fue por la 'La próxima piel'), vuelve a dar vida a una madre frente al mundo en la película mexicana 'Las hijas de abril'.

"Vemos esta actitud masculina de no asumir responsabilidades, de la cobardía ante los conflictos: lavarse las manos y salir huyendo".

¿Por qué ser madre/padre equivale a fallar?
Es curioso, porque a pesar de la atención que se pone en atender a los hijos, uno siempre se equivoca. Como no naces enseñado a ser padre, vas aprendiendo con la experiencia del día a día. El único instrumento que te puede ayudar en ello es el amor.
Llevamos 200.000 años teniendo hijos y el tema sigue dando de sí.
Los textos de los autores griegos clásicos siguen vigentes. Y Chéjov habla de las relaciones humanas y de los conflictos que nos suceden, que siguen siendo los mismos. El ser humano es capaz de equivocarse en lo mismo infinidad de veces. Y la maternidad es un territorio muy interesante para trabajar. Muchos conflictos que viven las personas en su edad adulta vienen marcados por la infancia.
¿Es la testosterona el peor veneno que hay en este planeta?
En esta película, por ejemplo, los tres personajes masculinos que aparecen dejan bastante que desear. Y creo que representan bastante bien esta actitud masculina de no asumir responsabilidades y de la cobardía ante los conflictos: lavarse las manos y salir huyendo.
¿Se podría aplicar esto a la 'movida' en Cataluña?
Quizá habría que humanizar un poco la política y los políticos. Como decía Maruja Torres el otro día, que se sentasen a tomar un café y hablar de sus familias. Yo vivo todo esto con mucha perplejidad, como cualquier ciudadano con el que hables. Nadie da crédito a lo que está pasando, es inverosímil. Y hablan de diálogo las personas que deberían sentarse a dialogar y no lo hacen.
¿Cuál el origen de tanto mal rollo?
Estamos viviendo un momento de profunda desconexión del ser humano en el mundo. Desconexión con uno mismo, con el planeta en que vivimos... La velocidad, el sistema capitalista y la ambición nos han llevado a terrenos en los que nos hemos desconectado absolutamente de nuestra condición humana. Estamos enfermos, hay un virus en la humanidad que no es capaz de resolver que se queme Galicia. Y muchos de los conflictos que estamos viviendo son consecuencia de la confusión y del ego absoluto.
¿Son los monitores de yoga la encarnación del Diablo?
En ese sentido de sociedad enferma, me planteaba esa similitud con mi personaje en esta película, que da clases de yoga: ese desconcierto de intentar hacer las cosas bien, pero equivocarte constantemente porque no te has parado a reflexionar por un momento. Es verdad que el yoga es un lugar de encuentro espiritual. Es una profunda filosofía que que se ha puesto de moda y parece como que la persona que lo practica está equilibrada. Y te puedes encontrar con unos perfiles de psicopatía increíbles.
¿Se ha topado con algún 'Harveyweinstein'?
No. Y no tengo conocimiento de que suceda, quizá porque nuestra industria es mucho más pequeña. Pero esto que ha pasado no sólo sucede en el cine, sino en todas las profesiones en EEUU. De todos es conocido que siempre hay algún pelma o pesado o baboso. Incuso periodistas.
¿Este servidor de usted lo está siendo?
Todavía no. Espero que no tenga que cortarte... las manos [risas]. Pero más que el baboseo, destacaría la violencia de género en este país. Y el machismo que se cuela en todos los ámbitos: en cine faltan apoyos a proyectos dirigidos por mujeres, personajes femeninos... Sin quejarme, lo planteo como realidad.
Tras lograr dos Goyas en un año, ¿puede el éxito de Emma Suárez ayudar a las actrices maduras?
Ojalá sirva de algo. Soy muy afortunada. Y, fíjate, cuando vas al cine, la mayoría del público a las cuatro de la tarde es femenino y adulto. Ya que el cine es un reflejo de lo que sucede en el mundo, hay que mostrar estos personajes femeninos.