La nueva casa de Mario Antón y Kenneth López en Menorca es el equilibrio perfecto entre arte y antigüedades
Desde fuera no da pistas. Pero lo que se esconde detrás de la fachada de esta casa en Menorca, encalada y de aspecto naíf, ubicada en Mahón (o Mo, como lo llaman los locales) son 250 años de historias, sagas, zapatos, joyas y flechazos digitales. A finales del siglo XVIII fue residencia y sede de una pequeña empresa familiar de calzado que a mediados del XIX renació como un próspero taller de platería-joyería que hasta llegó a ganar un primer premio en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 con unos cubiertos.
De residencia a empresa y, ahora, casa de coleccionistas
Durante 170 años, generación tras generación, continuaron con el negocio hasta 2020, cuando los herederos se la vendieron a sus actuales y flamantes dueños: el artista Mario Antón y su pareja, Kenneth López, quienes algún tiempo atrás habían adquirido el antiguo consulado francés. "La descubrimos en internet mientras esperábamos para embarcar en el aeropuerto de Berlín. Realizamos la oferta sin verla. A los dos días habíamos llegado a un acuerdo con los propietarios y volamos a la isla para visitarla y cerrar la venta", recuerda Kenneth. Así se hacen las cosas en el siglo XXI, y nadie lo sabe mejor que él, directivo de una compañía tecnológica y con más de veinte años en el sector online.
La intención a la hora de plantear la reforma estaba clara: diseñar una vivienda donde alojar parte de la colección de arte de la pareja –repartida entre Menorca y su apartamento de Londres– y en la que Mario –en plena proyección con sus personalísimos trípticos antiguos que interviene en clave contemporánea– pudiera tener su estudio. A la pregunta de quién orquestó esa milagrosa metamorfosis, contestan: "The Santa Clara Project, o sea nosotros". El nombre –que bien podría ser el título de una serie de Netflix– viene de la calle en la que estaba su piso de Madrid –publicado en AD España en abril de 2019–. "Nos escondemos detrás de él para realizar proyectos de arte. De vez en cuando nos liamos la manta a la cabeza para renovar o decorar nuestras casas nosotros mismos".
Materiales locales y mucho arte
Aunque al adquirir la propiedad comprobaron que con los años las diferentes generaciones habían ido 'mutilándola' y añadiendo distintas entradas a tres zonas independientes, ellos querían darle un uso de vivienda única recuperando toda su esencia. "Hemos utilizado materiales de la zona, principalmente marés, baldosas de barro cocido, maderas de vigas antiguas y ladrillos que posteriormente se encalaron", explican. También recuperaron puertas y ventanas de guillotina de derribos de otras casas y descubrieron vigas con la pintura original del siglo XIX al quitar los techos falsos. Las cocinas, los baños y las estanterías se hicieron de obra y se encalaron en blanco, como es tradición en la isla. "No hemos puesto ni una baldosa –dicen orgullosos–, para nosotros los grandes protagonistas son los suelos y los techos".
Para amueblar esta casa de Menorca tiraron de instinto y de personalidad: piezas de anticuario y flea markets, arte, diseño, fotografía y artesanía combinados sin complejos; regalos de sus amigos interioristas (sus queridos Quintana Partners o Luis Galliussi) y hallazgos encontrados en internet o en aplicaciones de segunda mano... También adquirieron piezas en galerías de la isla (como en The Family, de Esteban Matera, o Dorian Antiques, de Dorian Caffot de Fawes) y de la tienda CasaM (de donde son todas las mantas y cojines). Hoy Kenneth y Mario –The Santa Clara Project– se declaran perdidamente enamorados y satisfechos del resultado. Si tuviesen que volver a empezar solo cambiarían una cosa: "Dar más espacio a la zona de aguas". Desde aquí planean ya su siguiente aventura: una residencia de artistas en un castillo en el sur de Francia. Será para la siguiente temporada.