Tendencias de decoración 'millennial' que los expertos preferirían olvidar (y algunas que adoran)

La ‘instagrameable’ decoración ‘millennial’ ha traído cosas buenas al interiorismo, como la introducción de plantas y las distribuciones diáfanas. Sin embargo, también ha caído en clichés que para muchos expertos ya resultan insoportables. ¿Sabes cuáles son?
SALON EN TONOS BLANCOS MILLENNIAL
Foto de Spacejoy en Unsplash

La decoración millennial empezó siendo hipster. Sucedió allá por 2010, cuando, tras una crisis económica mundial, la generación que recién entraba en la veintena se independizó y tuvo que ponerse a trabajar. Quienes fundaron sus propios establecimientos marcaron la pauta decorativa, con escaparates y bares en los que se tiraba de creatividad, más que de presupuesto, para dar vida a los interiores. De esa época data el auge de los muebles de palé, las sillas desparejas, la butaca de la abuela y las bombillas desnudas.

Después, con la llegada de móviles con cámaras cada vez más y más potentes, Instagram se hizo mayor: abandonó el filtro de instantánea Polaroid con el que tan bien encajaba aquella estética hipster, y abrazó las paletas de colores limpias y brillantes. En ese contexto, comenzaron a triunfar los interiores de aires nórdicos, de lienzo blanco y detalles en madera, con toques verdes en forma de plantas.

Skulm

¿Hemos abusado de la monstera… y de Matisse?

Ahí estamos todavía, como demuestra cualquier paseo por la aplicación. Pero ¿deberíamos salir del cliché decorativo millennial? “Creo que ha llegado el momento de desterrar a la monstera, o Costilla de Adán, y a todas las plantas colgantes. Emborronan el ambiente y resultan aburridos por repetidos”, cuenta Laura Granado, de Ocott.

La interiorista tampoco puede con “los colores pastel que lo bañan todo”, y en concreto, diría adiós al rosa millennial.

Otro gran "no", según los expertos de Contain (AD 100) son las composiciones de “mini cuadros” en las paredes, que llevamos ya viendo unos cuantos años. Granado también hace alusión a otras manías de la generación que parecen estar resultándole tediosas: “Los letreros de neón con mensajes positivos, los cojines con el garabato de un pecho, o dos, y los espejos de ojo son alguno de los elementos que más detesto; desearía que su destino fuera un punto limpio cuanto antes”.

Al igual que otras marcas, Sketch se está despidiendo del rosa millennial para sumarse al amarillo gen Z o a otros tonos alejados del clásico y bello tono rosado.Rob Whitrow / Cortesía India Mahdavi

Y añade: “Si no disponemos de los fondos suficientes para tener un Matisse original, prescindiría de los pósteres, o garabatos de imitación en cuadros, cojines o lámparas; hacen que los interiores parezcan un catálogo”. 

En su lugar, la interiorista prefiere apostar por artistas con obras con un lenguaje visual que, desde su punto de vista, se adaptan muy bien a este estilo. “Es el caso de Mari Quiñonero, cuya obra más reciente, con líneas orgánicas y colores que van desde los pasteles al negro más intenso, está cargada de simbolismo y personalidad. O de Pedro Galdón y su serie Desocupación de la ciudad, cuyo dominio del espacio, las texturas y las formas convierte su obra en foco de atención”. Para Granado, estos entornos también encajan genial con los collages de Cruzcalatrava, llenos de nostalgia.

Instagram content

This content can also be viewed on the site it originates from.

En busca de la autenticidad

Esta sensación de ‘repetición’, de ‘catálogo’, es algo que también molesta a las miembros de La Californie (AD 100): “No nos gustan todas las casas del planeta iguales. No nos gusta cómo se entiende la uniformidad que conlleva la democratización. La tendencia es amueblar en serie, y usar las mismas piezas en todos los espacios; hablamos de objetos nuevos, sin alma y de baja calidad, con una tirada infinita”, apuntan.

En ese sentido, tampoco soportan “el uso mal entendido del reciclado”, al que muchos se apuntan usando palés nuevos a modo de mesas, camas, sofás… “Existen otras posibilidades más creativas y ecológicas, como darle una segunda vida a cualquier mueble u objeto”, opinan las interioristas.

Al final, lo que echan de menos estas expertas es algo de autenticidad en un mar de ‘decorados’ para Instagram: “No comparto la necesidad de que todos los rincones sean una foto para las redes sociales, con sus composiciones de objetos y libros a juego comprados a granel, junto con el sempiterno espejo de los selfies”, apunta Granado.

Instagram content

This content can also be viewed on the site it originates from.

Espacios polivalentes y funcionales: ¡sí!

Pero no todo va a ser quejarse; contrariamente a lo que pueda pensar, estas mismas interioristas adoran muchas de las tendencias decorativas que ha traído consigo la generación millennial, como la distribución multifuncional de las viviendas, con grandes espacios abiertos, líneas orgánicas y elementos divisorios muy permeables a la luz natural, todos grandes favoritos de Granado.

A Las Perelli, por su parte, también les seducen estas soluciones: “Nos gusta la idea de volver a algunos de los principios fundamentales de la Bauhaus, como que los lugares deban adaptarse a nuestras necesidades. También el concepto de proyectar espacios que funcionen bien, sin grandes ornamentaciones, donde la sutileza, la elegancia y la originalidad están presentes en todo el proyecto. A esto se añade el recuperar las metodologías artesanales y las bellas artes”, apuntan.

Antiguo taller de bicicletas reconvertido en vivienda por La Californie.

El uso de materiales naturales y artesanía, un gran acierto

Desde Contain se muestran de acuerdo: “La funcionalidad, la organización y la simplicidad ante todo; tener pocas cosas, las justas y necesarias, es nuestro lema en casa”. Y añaden otro extremo con el que también concuerdan con Las Perelli: “Lo que más nos gusta de la decoración millennial es que piensa en verde. No solo teniendo presencia de plantas en casa, ¡que nos encantan!, sino también tratando de ser más responsables a la hora de comprar, eligiendo lo máximo posible marcas locales, que utilicen materiales duraderos de kilómetro cero y que sean responsables con el medio ambiente”. 

Granado adora también esta preferencia por los materiales naturales y la artesanía en las nuevas generaciones, así como las integrantes de La Californie. En su caso, apuntan incluso a otro ámbito de la sostenibilidad, la conversión de antiguos espacios de usos industriales en viviendas. “Estos lugares permiten cubrir las nuevas necesidades, que coinciden con las que persiguen los millennial: lugar de trabajo, hub creativo, casa nido, punto de encuentro… En La Californie amamos el brutalismo y la suavidad. Y el romanticismo de lo heredado, de los muebles y objetos encontrados en mercadillos, de los elementos clásicos… todo 100% reciclado o de segunda mano".

Objetos de la tienda online de artesanía de Contain.

Contain Store

En este sentido, todos los expertos consultados apuntan como punto muy favorable la reciente mirada a lo vernacular, a los oficios artesanos de toda la vida y a sus materiales. “El uso de cal y otras técnicas ancestrales de revoco de paredes son la nueva estética sostenible, y de una gran belleza, si no se abusa y se aplica en cualquier espacio o con falsos materiales”, continúan desde La Californie. De hecho, de entre las nuevas tendencias, no pueden soportar el uso de materiales que imitan otros, como los falsos terrazos o las piezas de gran formato que imitan texturas como el cemento pulido o la madera. 

“Procuramos utilizar, cuando podemos, maderas de derribo; cal en las paredes, como se usaba antes, que tiene menos productos químicos; piedra en las encimeras de cocina; aislamientos térmicos que mejoran el confort y hacen que gastemos menos energía para calentarlas o enfriarlas... El desarrollo de sistemas innovadores, como la aerotermia, también contribuye a crear casas confortables, y más conscientes y respetuosas con el medio ambiente”, desgranan, por su parte, Las Perelli.

“El gusto por recuperar lo antiguo es otro valor a tener en cuenta, ya que, por un lado, aporta personalidad a los espacios, y por otro, tiene un contenido fuertemente sostenible. Es algo que me gustaría que mantuviéramos (aunque es posible que, dentro de 20 años, solo podamos recuperar muebles de Ikea)”, opina Granado, un concepto con el que también están de acuerdo Las Perelli. 

Las interioristas, además, detallan que les gusta el desprejuiciado acercamiento millennial a la decoración, su capacidad de mezclar objetos de distintas épocas y procedencias, e incluso, de no preocuparse si se sirve una comida en una vajilla o cubertería incompleta. “Las mezclas de ‘lo que tienes’, muchas veces, dan resultados únicos y especiales”.

Menos pantallas grandes… pero, también, menos momentos juntos

Igual que las redes han uniformado los espacios interiores de diferentes puntos del planeta, también nos han alejado a los unos de los otros. Es un punto en el que inciden Las Perelli: “Estar hiperconectados a todas horas no nos permite vivir mejor, y nos aleja de la vida en familia, de los momentos de conversación", opinan. 

Por eso, en sus proyectos plantean “espacios comunes donde compartir; grandes mesas para disfrutar de una buena comida y una sobremesa; una zona donde ver películas; cocinas prácticas y luminosas donde disfrutar y un armario con enchufes donde puedas cargar y guardar el móvil y la tablet hasta el día siguiente”.

© Sandra Rojo

Esos dispositivos electrónicos, sin embargo, plantean una ventaja: “Ya no hay espacios diseñados alrededor de una televisión, desaparecen las grandes pantallas”, opinan desde La Californie. Para Contain, esto es en sí un sueño: “¡No más televisiones, por favor!”, exclaman. Y, por último, añaden una petición más que ataca al espíritu más auténticamente millennial: acabar con las bicicletas y patinetes colgados por la casa.

Sigue leyendo…