PELO

Los 35 mejores trucos de pelo de las editoras de belleza de Vogue

De entre los miles de secretos escuchados, leídos, escritos y aprendidos para tener supermelena, estos son los que de verdad funcionan al equipo de belleza. Por algo será
trucos pelo editoras belleza Vogue
Ilustración: Ana Hard

Dice un proverbio viral –sí, ese concepto es una realidad– que un pelo bonito habla más alto y claro que algunas palabras. De todo lo bueno que tiene un pelo bonito ya hemos hablado en muchas ocasiones –ya lo dijo Ivana Trump: “Un pelo espléndido es una buen revancha”–, pero hoy queremos ser pragmáticas, prácticas, realistas. Hoy solo queremos hablar de los trucos de pelo que nos funcionan (de VERDAD) a todas las editoras de belleza de Vogue. Porque de toda la información que atesora una editora beauty a lo largo de su carrera, con la que más experimenta es con la que tiene que ver con el pelo. Y si tenemos en cuenta que el número de trucos y recomendaciones sobre pelo que puede escuchar/leer/recibir/escribir una periodista de belleza es ingente, resumir los que de verdad funcionan es lo más parecido al manual definitivo para tener supermelena. Prometido.

Carmen Lanchares

1. Como mi pelo es fino, en vez de utilizar el aceite capilar después de lavar el pelo, que me lo deja más apelmazado y con peso, lo aplico en medios y puntas por la noche, para que hidrate bien y luego lavo el cabello por la mañana. Así, también me ahorro tiempo.

2. Otra forma de ahorrar tiempo por las mañanas, cuando por la noche no he aplicado el aceite, es utilizar un acondicionador sin aclarado para cabello fino.

3. Desde que he descubierto las mascarillas y las fórmulas prechampú y exfoliantes para el cuero cabelludo, el pelo me dura limpio más tiempo.

4. Mi pelo necesita volumen en la raíz porque me crece muy pegado al casco, para eso, además de secar el cabello boca abajo, en la zona de la raíz lo levanto tirando un poco en dirección contraria al lado donde va a caer.

5. Me gusta el pelo liso, pero con cuerpo, y para ello mi gran descubrimiento es terminar de peinar, cuando ya está seca la melena, con una pasada de cepillo eléctrico. Lleva solo unos segundos, elimina el encrespamiento y deja un acabado liso pero con volumen

6. En las zonas húmedas o en la playa, mi pelo tiende a rizarse bastante. En vez de luchar contra su naturaleza, mezclo una crema de peinado para rizos con un poco de espuma, sobre el cabello húmedo, y seco sin peinar, solo ‘amasando’ el pelo hacia arriba.

7. Cuando quiero alguna onda que le dé un poco de movimiento sin que resulte artificial, divido el cabello en tres grandes mechones, cuando está casi seco y lo trenzo no muy fuerte. Vuelvo a dar con aire caliente y dejo que vaya tomando forma mientras desayuno y me visto. Luego solo tengo que deshacer las trenzas.

8. En los últimos segundos del proceso de secado cambio el aire caliente por un chorro de aire frío, sobre todo en la raíz, para mantener la forma.

Paloma Abad

9. Sufro de alopecia androgenética, así que para mí, cualquier cosa relacionada con el pelo, siempre ha sido un asunto de estado. Llevo años tratando mi melena mejor que a la mismísima Reina de Inglaterra (he evitado dañarla, rechazando probar casi todos los tratamientos que se me han ofrecido y son muy pocas las personas a las que les he dejado tocarla). Sé que cualquier paso en falso en ese terreno puede desencadenar una debacle. Se habla mucho de las tallas, de las arrugas o de las manchas en la piel, pero muy poco de la falta de autoestima que acarrea consigo la escasez capilar en la melena. Mis trucos para conservar (y mejorar) el pelo que tengo pasan por visitar periódicamente –una vez al año ahora, cada tres meses al principio– al mejor tricólogo que conozco, Sergio Vañó, de la clínica del doctor Pedro Jaén. Su sabiduría me ha acompañado durante todos los tratamientos que hemos probado hasta que, por fin, encontramos el que era capaz de mejorar la apariencia y la salud de mis folículos pilosos. Ese momento me proporcionó una auténtica felicidad, he de reconocer.

10. En casa, tampoco juego al Quimicefa: nada de aceites, mascarillas o productos agresivos.

11. Me lo lavo a diario, alternando Dailysdin, el champú ultraligero de ISDIN, con el champú reparador de Inuit, en pastilla. 

12. También en formato champú sólido (cada vez empleo menos plásticos), cuando noto el pelo más graso me gusta usar el New, de Lush. 

13. La otra única concesión que hago antes de salir de casa es ganarle un poco en volumen pasando, boca abajo, el secador Air de ghd y peinándolo posteriormente con mi peine dorado de Balmain Hair Couture

Cristina Díaz

14. Cepillar el pelo antes de lavarlo. Puede parecer un gesto nimio, pero cuando la longitud de tu melena se acerca al medio metro te aseguro que se convierte en algo básico. Desenredando el cabello antes de meterte en la ducha no solo disminuyes las probabilidades de que se formen nudos imposibles al aplicarte el champú sino que también facilitas el desenredado posterior. Además, cuando la fibra capilar está mojada tiene mucho más riesgo de rotura, por lo que todo lo que se pueda avanzar en seco es más que bienvenido.

15. Utilizar un limpiador específico para cuero cabelludo. ¿Alguna vez has experimentado esa sensación de apelmazamiento en la parte superior de la cabeza que no se elimina por mucho que te empeñes en lavarte el pelo una y otra vez? Bienvenida al club. Después de varios años tratando de solucionar el problema a base de cambiar de champú, aprendí que eso nunca funciona porque el problema no está en el cabello sino en el cuero cabelludo. Es algo que me descubrieron en Espacio Q durante la presentación de la línea Pramāsana de Aveda, específicamente diseñada para cuidar el cuero cabelludo (que, recordemos, no es más que piel). Desde entonces, su limpiadora Purifying Scalp Cleanser tiene siempre un hueco en mi bañera y recurro a ella una vez por semana o cada vez que quiero un chute de frescura y limpieza profunda.

16. Un tratamiento de Olaplex. Como poseedora de una piel y cabello considerablemente secos, el tiempo me ha enseñado que debo extremar las precauciones a la hora de utilizar aparatos térmicos y someterme a procesos de coloración si no quiero terminar con la melena hecha un estropajo. Hasta la fecha, la mejor solución que he encontrado es, sin duda, el tratamiento de Olaplex. Es, literalmente, la única forma de poder teñirme el pelo (o decolorármelo) tantas veces como quiera sin comprometer con ello la salud de mi cabello, al menos visiblemente. Además, también va fenomenal después de una temporada en la que te hayas excedido con las planchas o, por ejemplo, tras los excesos de sol y cloro típicos del verano.

17. Cardar la raíz antes de hacer una coleta. Tengo el pelo extremadamente fino y muy liso, por lo que la falta de volumen siempre ha estado en mi top 3 de preocupaciones capilares. Incluso con un peinado tan básico como una coleta o un moño de bailarina, echo en falta ese plus de densidad en la parte superior de la cabeza, algo que hace años me hacía huir de este tipo de recogidos. Hasta que encontré la solución: cardar ligeramente los mechones de esa parte del cabello antes de recogerlos. No se trata de crear un supercardado que se vea a kilómetros de distancia, sino simplemente de aportar un poco de cuerpo y textura a la zona, lo que además hace que el peinado sobreviva mejor al paso de las horas.

18. Usar un aceite reparador de medios a puntas. Además del champú, el acondicionador y la mascarilla, para mí existe otro producto que es un auténtico básico a la hora de cuidar el cabello: un aceite hidratante y reparador. Mi preferido es el aceite de tratamiento de Moroccanoil (realmente no utilizo otro), uno de los primeros en promover el uso del aceite de argán para nutrir la melena. A mí me gusta aplicarlo cada vez que me lavo el pelo, cuando todavía está un poco húmedo, y la suavidad que le aporta puede notarse casi al instante.

19. Utilizar polvos voluminizadores siempre que me rizo el pelo. Como comenté anteriormente, uno de mis grandes dramas capilares es la falta de volumen y es algo que, al contrario de lo que pueda parecer, noto todavía más cuando me rizo el pelo. ¿El motivo? Todo el peso visual se concentra de medios a puntas y la zona de la raíz se me antoja demasiado mustia. ¿La solución? Utilizar polvos voluminizadores para elevar esa zona de manera sutil y natural. Simple pero eficaz. 

Ana Gándara

20. Utilizar acondicionador o mascarilla siempre que me lavo el pelo. Antes acostumbraba a usar acondicionador o mascarilla muy de vez en cuando (una vez al mes como mucho), por lo que tenía el pelo más seco y, en consecuencia, se me encrespaba mucho. Desde que he descubierto que la hidratación es la clave para evitar el efecto frizz, siempre que me lavo el cabello utilizo un producto nutritivo después del champú. En consecuencia, no he vuelto a necesitar las planchas para alisarlo.

21. Hacerme una trenza cuando quiero tener el pelo un poco ondulado. Tengo el pelo fino y poca destreza para peinarme, así que normalmente no me hago peinados elaborados. Sin embargo, si en alguna ocasión especial quiero darle un poco de forma, apuesto por un truco de toda la vida: después de lavarlo, cuando aún está un poco húmedo, me hago una trenza. Me la dejo durante una hora aproximadamente (mientras me visto y maquillo), y antes de salir de casa me la deshago, con unas ondas ligeras pero bonitas como resultado.

22. Utilizar un producto de peinado que sea reparador y proteja del calor. Antes de peinarme, siempre empleo algún producto de styling que me ayude a desenredar el cabello (evitando roturas) y que, además, lo proteja del calor en caso de que vaya a utilizar el secador. Desde que hago esto, me lo noto más sano y fácil de cepillar. No es coincidencia que Antoinette Beenders, directora creativa mundial de Aveda, me confesase que el producto sin el que no podría vivir es el reparador de la gama Damage Remedy de la firma (que sí, es justo el que yo utilizo desde antes de que ella misma me lo dijese).

23. Lavarme el pelo por la noche. Soy una firme defensora de las bondades de lavarse el cabello por la noche, ya que así tengo tiempo para dejar que se seque al aire (en invierno, como mucho le doy un par de minutos con el secador para eliminar el exceso de humedad). He descubierto que si salgo a la calle el día que me lo he lavado, adquiere mucho más volumen (indeseado) que si lo dejo ‘reposar’ durante toda la noche.

24. Utilizar un aceite capilar de oliva antes de lavarlo. He probado diferentes aceites capilares –como el famoso de coco, por ejemplo– y ninguno me había ido bien, todos me lo dejaban demasiado graso. Entonces, probé uno de oliva (no el de cocinar, claro está, sino específico para el pelo), aplicándolo tanto por la melena como por el cuero cabelludo antes de lavarlo y descubrí que no solo no engrasa, sino que lo noto más limpio.

25. Un pañuelo bonito (o un scrunchie) eleva cualquier peinado. Como ya he dicho, lo de hacerme peinados más o menos complicados no es lo mío. Así que, cuando quiero llevar un look que parezca un poco más intencionado, apuesto por hacerme en dos minutos una coleta y cubrir la goma o bien con un scrunchie llamativo, o bien con un pañuelo con un estampado bonito (con este último también te puedes hacer una trenza, aunque conlleva un minuto adicional). Es fácil, rápido y parece mucho más elaborado de lo que es en realidad.

26. Aplicar un aceite hidratante antes de entrenar. Confieso que tengo poca paciencia para dejarme tratamientos en el pelo durante mucho tiempo, así que aprovecho cuando voy a entrenar y sé que me voy a lavar el pelo sí o sí después, para aplicar un aceite nutritivo (de oliva, como decía antes), para que actúe mientras estoy haciendo deporte. Simplemente, lo uso de medios a puntas y me hago una trenza. Además, como se genera calor al hacer ejercicio, se abre el poro capilar y penetra mejor el producto.

Ana Morales

27. Usar el champú en seco por la noche. Durante mucho tiempo no entendí el furor por este producto, hasta que descubrí una web dedicada íntegramente a él, The Best Dry Shampoo y el truco que me cambió mi vida (beauty). Me refiero a aplicarlo por la noche, antes de acostarme. Así se absorbe la grasa mientras duermo y por la mañana el resultado es mucho más natural (y se evita el temido efecto blanco/apelmazado).

28. Utilizar un tónico (para el cuero cabelludo). Solo de pensar en poner cualquier producto en el cuero cabelludo después de lavarme el pelo, me entraba urticaria por el miedo a que el pelo se quedara apelmazado o se manchara. Hasta que probé un tónico con activadores celulares para fortalecer el crecimiento del cabello de La Biosthétique (Dermosthétique Elixir Anti-Chute) y descubrí que me equivocaba creyendo eso. De hecho, cada vez que lo uso –sí, estoy dejando crecer mi melena– mi pelo queda más bonito y con más volumen.

29. El truco de la horquilla. Este es otro de los tips que más practico y que más repito cuando me preguntan cómo conseguir que el pelo tenga algo de forma sin tener que recurrir a las tenacillas. Se lo vi a hacer al estilista Leo Pereira y leí que Alexa Chung también lo hacía. Consiste en colocar el pelo húmedo detrás de las orejas y esperar a que se seque para que tenga una onda ligerísima que enmarque el rostro. Alexa Chung lo pone tal cual detrás de las orejas, aunque también se puede sujetar con una horquilla o una pinza encima de cada oreja. También se puede hacer con el pelo seco, aunque el efecto será menos marcado.

30. Cepillar el pelo empezando por medios y puntas, y solo cuando está esta parte cepillada, cepillo la raíz. Este truco me lo contó Pilar Santiago, especialista de tratamientos de Cheska, y lo practico con devoción en la melena de mis hijas y en la mía. Y si tengo la melena muy enredada, inclino la cabeza hacia abajo y cepillo el pelo primero por dentro, en la zona de la nuca, antes de continuar con el resto.

31. Nunca me hago el color (llevo mechas rubias) antes de un gran evento. Me lo dijo la gran colorista Jo Hansford y lo cumplo a rajatabla. “Es mejor retocar el color una semana antes ya que así el color se asienta. Si se hace el día anterior puede verse poco natural”. Ella se refería a retocar el color o las mechas justo antes de una alfombra roja, pero yo he trasladado este secreto a mi vida, carente de alfombras rojas pero en la que sí hay citas en forma de cenas, bautizos, bodas y comuniones.

32. Siempre, siempre, siempre, cuando enjabono mi pelo en la ducha, recuerdo lo que me contó un peluquero hace tiempo: “Nunca olvides masajear con champú la zona de cabello que hay detrás de las orejas y la nuca. Son las grandes olvidadas durante el lavado de cabello pero las que más se ensucian”, me dijo. Desde que lo hago, el pelo me queda más limpio y con más volumen.

33. Dedico mucho tiempo al aclarado del cabello. Me lo dijo mi peluquera –a la que profeso fidelidad extrema, ese es otro secreto cuando estás feliz con tu estilista–, es la única manera de que quede limpio y con volumen. Eso implica dedicar tiempo y masajear mientras cae el agua para limpiar también en profundidad el cuero cabelludo y que no queden restos de champú.

34. He crecido oyendo a mi madre decir que hiciera el último aclarado con agua fría porque era muy bueno para el pelo. Siempre lo he cumplido con devoción –porque lo decía mi madre y porque lo notaba en mi melena–. Pero desde que la estilista Diana Daureo me explicó que el agua fría es beneficiosa para el cabello y el cuero cabelludo porque estimula la circulación sanguínea y aporta un extra de brillo, lo hago con más ganas aún.

35. Ponerme la mascarilla envolviendo el cabello con un papel film transparente (y no con una toalla). Este truco me lo contó Caroline Greyl, presidenta de Leonor Greyl. Y es que mientras que una toalla puede arrastrar el producto, el papel film es osmótico y facilita la penetración del producto sin retirarlo.

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