Por muchas veces que visitemos París jamás nos cansaremos de contemplar la Torre Eiffel. Y las vistas al monumento son precisamente la gran baza de esta casa de 140 metros cuadrados (aunque no la única). Situada en un edificio de los años noventa, sus dimensiones condicionaron a la interiorista Lauranne Elise Schmitt, encargada del proyecto de renovación junto a Alicia Luxem, en cuanto a la organización del espacio. “La idea de un gran mueble para separar las zonas de día y de noche se convirtió en la columna vertebral del proyecto", explica. Crear todos los espacios necesarios para una familia con dos hijos fue como jugar al Tetris. Había que diseñar dos dormitorios para los niños, además de la habitación principal de los padres, concebida como si fuera una suite de hotel con su propio cuarto de baño y un vestidor de madera.
Juego de espejos
El pasillo se inspira en el estilo art déco, muy apreciado por los propietarios, y en sutiles referencias a Nueva York, donde pasaron varios años de sus vidas. Un mueble de seis metros, con las puertas de espejo, hace las veces de biombo escultórico que da acceso a las habitaciones de los niños, además de contener espacios de almacenamiento. “Es una sutil referencia a la icónica escalera de Chanel en la Rue Cambon, al edificio Chrysler y al brillo de Studio 54”, explica la interiorista. En esta entrada contemporánea, la luz se multiplica y evoluciona a lo largo del día en un juego de matices, sombras y reflejos. Las puertas, de cristal o de espejo, algunas de ellas con el marco de latón patinado, permiten crear separaciones entre las diferentes estancias de la casa sin que se pierda luminosidad y sin romper los volúmenes.
Hermosos materiales
Aquí la elegancia nace de los detalles cuidadosamente diseñados, así como de la combinación de materiales atemporales –como el espejo, el latón patinado, el aluminio cobrizo o el travertino– con obras pop art de los propietarios. Los elementos originales con los que contaba la casa (como tapices florales o alfombras antiguas) no se han conservado. Partiendo de cero, con dos muros de carga perforados para crear nuevas aperturas, Lauranne Elise Schmitt y Alicia Luxem diseñaron ellas mismas todos los muebles de madera y los mandaron construir a medida. “La madera es omnipresente aquí; es un material que hemos trabajado mucho, por su calidez. Y la hemos teñido de tonos miel para que sea lo suficientemente neutra como para dar brillo a la piedra”. Una gama cromática que funcionan perfectamente con el blanco roto de las paredes.
Contrastes suaves
En la cocina, la parte frontal de la isla es de aluminio cobrizo en constraste con los muebles de madera de roble y la encimera de cuarzo blanco. El parqué en espiga unifica los suelos en toda la casa, excepto en el baño principal, donde se combinan grandes baldosas de cerámica con un lavabo de mármol verde. El resultado es un espíritu art déco al que se le ha dado un oportuno giro. Destaca también la chimenea de travertino hecha a medida y un detalle que subraya la elegancia de la vivienda: sobre esta, en una discreta abertura en la librería, se esconde un proyector y un bar con total discreción.
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