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¿Acaso no era Cristiano un egoísta?

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Lucas Vazquez celebra con Cristiano el tercer gol del Madrid

La jugada descolocó a cualquiera que no conozca en la intimidad a Cristiano Ronaldo, vendido como el malo de una película llamada Reyes del fútbol en la que Messi siempre es el poli bueno y él tiene un papel dudoso, oscuro, reprochable, ocurra lo que ocurra. Al delantero portugués, con pésima prensa pese a sus estadísticas de leyenda, siempre le traicionaron las formas, sus gestos en la cancha, su ambición desmedida, sus tics infantiles, su notoria vanidad. Tampoco le ayudó llevar la camiseta del Madrid, que no genera precisamente empatía en medio mundo. El 'pack Cristiano', con todo lo anterior, las Champions, la Eurocopa con Portugal, los cinco Balones de oro y demás premios y récords, ha resultado intolerable para mucha gente.

La jugada fue la siguiente. Penalti sobre Bale. Cristiano, habitual lanzador, avanza hacia la pelota. La coge en sus manos y se la da a Benzema. El capitán del Madrid, lo fue por las ausencias de Ramos y Marcelo, le dice a Karim que tire el penalti. El delantero francés marca. Todos contentos. Una asistencia, se puede considerar así, un gesto de generosidad extraordinaria, hace feliz a dos personas. Ronaldo, intratable en 2018, renuncia a la gloria de un 'hat-trick', a su vitamina preferida, la del gol, a cambio de conseguir sellar la reconciliación entre el delantero francés y el Bernabéu. ¿Acaso no era Cristiano un asqueroso egoísta incapaz de acciones así? Zasca, si me permiten.

Al delantero portugués no se le mide del todo bien porque cae verdaderamente mal tras una carrera en la que nunca quiso hacer amigos sino goles. Como a Cristiano se le juzga con las tripas, no con el cerebro, como siempre se le acusó de engreído; como muchas veces ofreció un perfil egocéntrico, parecido al de los deportistas más grandes; como siempre le condenaron las apariencias, no el conocimiento de causa, el mundo entero saludó sorprendido el gesto en el día que metió su gol 300 en la Liga y decidió aplazar el 301, lo que no está nada mal para ser el mismísimo demonio.

P.D. A Nadal no le pasa con Federer ni tampoco le ocurrió a Bird con Magic, pero muchas veces se utilizó a Cristiano de mala manera, se le ninguneó directamente, para tratar de ensalzar a Messi, al que no le hace falta ninguna ayuda para pasearse por las nubes. El gol del azulgrana de falta al Girona fue maravilloso. Lo añadió a su extenso repertorio. Nadie recordó, sin embargo, que Cristiano ya lo había hecho hace tiempo, en 2014, al Bayern de Pep, a Neuer, en la Champions League. Para qué regalar algún elogio a Ronaldo. Eso es un derroche.