Desde hace cinco años, cada 20 de abril es un día de celebración para Casemiro, que lleva grabada a fuego la fecha de su debut con la camiseta del Real Madrid. Fue el 20 de abril de 2013, en la previa de la eliminatoria con el Borussia, ante el Betis, con el dorsal 38 y con Mourinho en el banquillo. "Entra fuerte y luego haz lo que sabes", le dijo el entrenador portugués, para el que no habían pasado inavertidos los partidos del brasileño en el Castilla. Case apenas llevaba cuatro meses en España, pero destacaba en un filial que terminó subiendo a Segunda división.
Aquel 20 de abril Casemiro daba el primer paso de lo que hoy es una espectacular carrera en el Real Madrid. Tres Champions, una Liga, dos Supercopas de Europa, dos Mundiales de Clubes, una Supercopa de España y 143 partidos iluminan el currículum de Casemito en el Real Madrid, club para el que se ha convertido en un futbolista imprescindible, sobre todo desde que Zinedine Zidane ocupa el banquillo blanco.
Porque Casemiro no lo tuvo fácil. Ancelotti apenas contó con él en su primera temporada (13-14) y, aunque fue clave para ganar la Champions con 15 minutos colosales en Dortmund, tuvo que abandonar el Madrid para seguir creciendo. Se fue al Oporto y ya sólo volvió para triunfar.
Importante para Benítez en el año de su regreso, tardó dos meses en convencer a Zidane. Pero lo logró y desde entonces es un jugador imprescindible en este Real Madrid. Clave en las dos últimas Copas de Europa, ya no sólo brilla como mediocentro defensivo -posiblemente el mejor del mundo en este momento-, sino que se está confirmando como un extraordinario llegador. Goleador en la final de Cardiff y en la última Supercopa de Europa ante el Manchester United, Casemiro no para de crecer. Con contrato hasta 2021, por ahora cada temporada la corona con una Champions. Y el "sueño continúa", como aseguró ayer.