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Leo Messi: la magia que no tiene fin

FC BarcelonaRecital día tras día

Hace trece, catorce o quince años, vaya usted a saber exactamente cuándo, apareció un chavalillo en escena . Leo Messi viajaba a Oporto por primera vez con el primer equipo azulgrana. Era el primer paso. "Recuerda mi nombre", decía poco después en un anuncio.

Como para olvidarse. Se acuerdan todos sus rivales y la mayoría de porteros de todo el mundo. El mérito de Messi no es que sea buenísimo, que lo es, sino que no para. Estar tanto tiempo en primera línea es algo único. Nadie en la historia del fútbol ha mantenido un nivel tan alto durante tantos años.

Y la magia parece no tener fin. Porque cuando Leo juega, el mundo tiembla. Este sábado el Girona lo sufrió en sus carnes. Leo estaba jugón. Tenía un día inspirado. Desde el minuto uno avisó y aunque el equipo de Machín tuvo una excelente puesta en escena, cuando Leo juega no hay nada que hacer.

Puso la chistera en el centro del campo y empezó a hacer de las suyas. Primero un pase medido a Suárez para abrir la lata. "¿Te acordás de Eibar?", debió decirle. Luego un gol de los suyos. Lo intentó por la derecha, como pudo buscó por el centro y como tampoco pudo, finalizó por la izquierada. De bandera.

Y luego demostró que es el más listo de la clase. Lo de la calidad está fuera de toda duda, pero es inteligente como el que más. Falta directa y... esta vez la meto por debajo. Para quitarse el sombrero.

Cuando Rakitic llegó al Barcelona, una de las primeras cosas que dijo es que no le importaba recorrer el doble de kilómetros si con eso tenía a un Leo más descansado para que nos deleitara con sus trucos de magia. Porque el Barcelona como equipo puede estar bien o mal, pero con un Leo en plena forma no tiene límites. La prueba está en la última década. Y lo que queda.