Entramos en la casa donde Jennifer Aniston y Justin Theroux fueron felices (por poco tiempo)
Una de las cosas que más llamaba la atención en la casa de Jennifer Aniston era un imponente escritorio. “Me siento extremadamente poderosa cuando me siento aquí, tanto que casi nunca lo hago”, bromeaba la actriz. Se mudó aquí con el que era su marido, Justin Theroux. “Esta es mucho más acogedora”, explicaba, “y yo soy toda acogedora”. Es imposible no querer a Jennifer Aniston.
Es divertida, humilde y milagrosamente con los pies en la tierra, sobre todo teniendo en cuenta la mochila sensacionalista que le ha ido acompañando a cada movimiento de su carrera, sus relaciones y hasta incluso de su corte de pelo. Y para los amantes del diseño, Aniston tiene una virtud increíble: su buen gusto. “Si no fuera actriz, me gustaría ser diseñadora. Me encanta el proceso”, decía. “Hay algo especial en escoger telas y acabados que me hacen sentir súper realizada”. Aniston adquirió la propiedad en 2011 y pidió ayuda al interiorista Stephen Shadley, con quien ya había colaborado en su casa anterior, y con el que buscaba preservar un espíritu modernista del esquema original al mismo tiempo que suavizar algunas líneas con acabados y materiales orgánicos.
Decoración con piezas históricas y con matices orgánicos
“Jen tiene especial atracción por la madera, la piedra y el bronce, materiales que tienen una sustancia real y con mucha profundidad. Lo importante es que algo tiene que ser cálido y acogedor”, decía Shadley. Aniston secundaba la moción: “Que sea atractivo es importante, pero la comodidad es esencial”, decía, señalando el sofá vintage Polar Bear de Jean Royère, los sillones de Jacques Adnet y el sofá de Mies van der Rohe del salón. La actriz describía la decoración de su casa como un lugar donde “el Viejo Mundo se encuentra con el Nuevo Mundo”, una mezcla de papeles pintados y muebles de mediados del siglo XX, alfombras de seda y cemento pulido, paneles japoneses antiguos y pinturas expresionistas abstractas. Sin embargo, para todas las piezas con pedigrí, el verdadero triunfo se basaba en la armonia de las diversas composiciones decorativas dentro de la arquitectura interior reconcebida por Shadley.
“En cada esquina vives una experiencia nueva. Da igual dónde mires. Es muy difícil conseguir esa sensación”, decía Aniston. La misma premisa guió la transformación del exterior, donde anteriormente había un viñedo. El diseñador de jardines Marcello Villano y la arquitecta paisajista Anne Attinger reorganizaron los espacios al aire libre como una serie de estancias interconectadas, terrazas y jardines de inspiración asiática. Los domingos, en casa de Jennifer Aniston, estaban reservados para cocinar y disfrutar en la piscina con amigos, niños y perros. “Pusimos un bar de tacos. El chile entra genial en los meses más fríos”, decía la actriz. Pero no todo tiene un final feliz: tras la separación, la casa se puso a la venta.
Artículo original publicado en AD USA.