Brutalismo mágico en esta casa de Florida (que se parece a los legendarios jardines colgantes de Babilonia)
Esta casa contemporánea de nueva construcción (un raro ejemplo de brutalismo en Miami, al menos en su exterior) en el barrio de Coconut Grove combina a la perfección todas las líneas limpias y las geometrías distintivas de una casa modernista de ensueño. ¿Hormigón? Sí. ¿Piedra de Jerusalén? Sí. ¿Persianas de aluminio como si fueran madera? También sí. Sin embargo, al entrar en sus amplio interior, se revela una residencia que une hábilmente un exterior rectilíneo y escultural con unos interiores cálidos y clásicos.
"Realmente intentamos conseguir una armonía natural entre ambos", dice Max Strang, fundador y director de la empresa de Florida Strang Design, sobre eel terreno de 2.500 metros cuadrados. "Intentamos sintetizar el deseo de los clientes de fusionar la fuerte esencia contemporánea del exterior con un interior fluido", añade.
El uso de materiales naturales, que se ve en toda la casa, aporta una sensación de calidez general. También permiten que florezca una rica experiencia espacial, gracias a elegantes patrones y sutiles texturas.
El salón principal, que combina colores discretos y formas sencillas, incluye una mesa de centro Petalas de Jorge Zalszupin y un sillón Jaganda de Jean Gillon. Las dos piezas son de diseñadores brasileños conocidos por emplear materiales y técnicas locales en su trabajo. La inclusión de estas obras es muy acertada, ya que los propietarios de la casa son una pareja brasileña coleccionista de muebles y arte que rinden homenaje a su herencia.
Las obras de arte del artista mexicano-estadounidense Amir Nikravan añaden otro elemento artístico a este salón tan relajante. Hay más hallazgos de este tipo. Tightrope: I Want to Slow Down and Think, una obra audaz y contemporánea de componentes electrónicos recuperados de Elias Sime, nacido en Etiopía, acapara el protagonismo en el salón, junto con las sillas Tonico de Sergio Rodrigues. El arquitecto y diseñador brasileño es conocido por su afición a infundir en su obra materiales tradicionales de la zona, como el cuero, la madera y el ratán.
En el comedor, la armonía se consigue gracias al suelo de baldosas de Travertino Navona, las paredes de piedra y los paneles de teca. Los sillones Sênior de Zalszupin, de los años 60, ayudan a anclar el espacio. La combinación de elementos vintage con principios modernos refleja el espíritu creativo de los clientes, según la directora general y socia de Strang Design, Alexandra Mangimelli. "Entendimos el importante papel que su colección de arte y mobiliario desempeñaban en sus vidas", señala. "Queríamos crear espacios que lo reflejaran cuidadosamente".
Ese tipo de interacción se despliega con arte en la sala de juegos, que incluye lámparas Apparatus y taburetes de bar del estudio Thomas Hayes de Los Ángeles. Las sillas vintage de la sala de juegos son de Mario Bellini, el famoso arquitecto y diseñador italiano. En cuanto a la cocina (un espacio sorprendentemente actual), las encimeras de MiaCucina y el fregadero de Ceramic Matrix no pueden evitar atraer todas las miradas. "Era importante que cada espacio tuviera su propia personalidad", reflexiona Max Strang. "Pero también era importante que el esquema general mantuviera cierta fluidez y cohesión". La fachada, en la que se mezclan elementos como el hormigón y el acero, es un raro ejemplo de brutalismo en Miami, donde la vegetación se integra perfectamente en la arquitectura. ¿Objetivo logrado? Por supuesto.
Artículo adaptado por Alejandra Manzano via AD USA