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La candidata del Frente Nacional

Marine Le Pen, la estrella de una saga

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Marine Le Pen.
Marine Le Pen. JORGE ARÉVALO

Marine es más que una candidata. Marine es una estrella. Ha permanecido desde siempre ante el ojo de las cámaras, la rubia benjamina de un clan tan famoso y turbulento como los Ewing de Dallas y, ahora, la jefa de un partido que ilusiona a unos y aterroriza a otros. Marine sólo necesita de su nombre para presentarse. Un nombre que, en realidad, es un pseudónimo. Cosas de las estrellas. Se llama oficialmente Marion Anne Perrine Le Pen. Marion, como John Wayne, cuyo nombre real era Marion Robert Morrison. Su hermana mediana también fue bautizada con un nombre más bien varonil, Yann. Jean-Marie Le Pen quería hijos. Pero tuvo hijas. La pequeña heredó la rabia y el carisma.

Una de las primeras fotos de Marion/Marine publicadas en la prensa la muestra a los seis años en el dormitorio infantil. Las paredes no están decoradas con imágenes de Disney, sino con carteles electorales del Frente Nacional que denuncian el "cáncer marxista". "Marine es como Obélix, cayó en la marmita de la política cuando era pequeña", bromea el padre. "Padre e hija se parecen como dos gotas de agua", dice la madre. La política francesa de hoy no se entiende sin el amor-odio que se profesan Jean-Marie y Marine. Y Marine resulta incomprensible si no se tiene en cuenta su obsesión por reivindicar la figura de su padre mientras la destruye. Hablamos de gente muy peculiar.

Cuando se refiere a su pasado, Marine comenta que la vida ha sido dura con ella y que siempre tuvo ante sí dos opciones: romperse o hacerse más fuerte. Optó por la segunda.

No es fácil relacionarse con unos padres ausentes, continuamente de viaje, de fiesta o de mitin. No es fácil tener siete años y despertarse al alba entre cascotes y humo, junto a un cráter sin fondo: el 2 de noviembre de 1976, alguien colocó 20 kilos de dinamita en casa de los Le Pen. Fue un milagro, según la prensa de la época, que nadie muriera. La policía sospechó de un asunto mafioso. El padrino de Marine era, al fin y al cabo, Henry Botey, el rey de los proxenetas de Pigalle. Aquel atentado, nunca resuelto, enseñó a la pequeña que su familia era especial y que había gente que la odiaba.

La herencia de un industrial nacionalista, alcohólico y enfermizo permitió poco después a los Le Pen trasladarse a una mansión palaciega en Montretout, en las afueras más nobles, con un jardín espléndido y unas vistas maravillosas sobre París. La saga de los Le Pen no habría sido la misma sin ese escenario de culebrón.

Pierrette, esposa de Jean-Marie y madre de las tres niñas, se fugó de casa el 10 de octubre de 1984 con Jean Marcilly, biógrafo de Jean-Marie. El divorcio fue atroz. Ella se llevó el ojo de cristal de su esposo. Él se quedó la urna con las cenizas de la madre de ella. Dos abogados se ocuparon de intercambiar ojo por urna en un bosque, a medianoche. Jean-Marie amenazó a Pierrette con no pasarle ni un franco de pensión y le aconsejó que fregara escaleras. Pierrette contraatacó con unas fotos que publicó 'Playboy', en las que aparecía casi desnuda fregando suelos. Marine vomitó durante dos semanas después de aquello y llamó a su madre "vertedero público". Madre e hija no se hablaron durante 15 años. Pero, tratándose de los Le Pen, la cosa no podía quedar así. Pierrette volvió hace algún tiempo a la mansión de Montretout, donde Jean-Marie no reside ya, aunque mantiene un despacho, porque la nueva jefa es Marine. Y el abogado de Pierrette durante el divorcio, Gilbert Collard, el hombre del que los Le Pen decían pestes, es ahora uno de los dos diputados del Frente Nacional (la otra es Marion Maréchal-Le Pen, hija de Yann) y hombre de confianza de Marine. Se trata de un culebrón. Los personajes no desaparecen jamás.

En la escuela y en la Facultad de Derecho, Marine soportó los insultos de los compañeros y el desprecio de ciertos profesores. Se peleó decenas de veces para defender a su padre y endureció la coraza.

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Ruptura personal y política con su padre

No tenía que ser ella la sucesora. El puesto correspondía a Marie-Caroline, la mayor. Pero Marie-Caroline cometió el error de rebelarse en 1998 contra el padre, sumándose a la escisión renovadora encabezada por Bruno Mégret. La escisión fue derrotada y Marie-Caroline, condenada al ostracismo. Su padre no volvió a dirigirle la palabra. En enero de 2011, cedió las riendas del Frente Nacional a su hija Marine, quien, desde lo de Marie-Caroline, tenía muy clara una cosa: no bastaba con rebelarse contra el padre, había que aplastarlo.

Desde entonces, Marine y Jean-Marie mantienen una lucha encarnizada. La ruptura personal se produjo en 2014, cuando los perros del padre descuartizaron el gato de la hija. La ruptura política, en mayo de 2015, cuando, después de que Jean-Marie calificara el Holocausto judío de "detalle de la Historia", Marine le expulsó del Frente Nacional.

Marine ha intentado acabar con el antisemitismo que caracterizaba al Frente Nacional de su padre y ha buscado un nuevo enemigo en los musulmanes; ha convertido lo que era un partido de protesta en un partido con ambición de poder; ha olvidado los viejos valores tradicionales católicos y defiende tanto el aborto como el matrimonio homosexual. Ha optado por volcarse en el nacionalismo, la identidad colectiva, la mitificación de las fronteras y la afirmación fundamental de que los franceses son maltratados por sus élites. El otro día, un entrevistador le señaló que había al menos 200.000 empleos que los franceses no querían y que solo los inmigrantes aceptaban. "¡Ya está usted culpando a los franceses, como siempre!", respondió. Ese es el tono.

Padre e hija siguen sin hablarse, pero el padre ha prestado a la hija seis millones de euros para la campaña electoral. Hace unos días, Jean-Marie Le Pen anunció que, pese a todo, votaría por Marine.

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9 Comentarios

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@niko2341 #8 Este es el juego de la democracia. Nos quieren hacer creer que elegimos y somos libres pero es todo un gran farsa. TODO está al servicio del dinero, de las grandes empresas, del capital. El resto, poco importa.Sinceramente, Marine no es una gran demócrata, pero deseo que gane para que los de siempre no sigan ganando.

8

Toda la maquinaria del sistema ya está en marcha para fulminar a Marine. No interesa a la burguesía francesa y sí al pueblo francés que está sumergido bajo el yugo de Europa y la Guerra Islamista. Pero el euro es lo primero no cabe duda y por eso Le Pen no es que no vaya a ganar sino que NO PUEDE GANAR. El pueblo ha despertado y eso ya no lo podéis tapar. A ver cuando aterriza un partido así en España.

7

A mí me gusta las ideas de esta señora, evidentemente no todas, pero su referéndum para salir del euro sería lo mejor para los franceses y para el resto de Europa, porque esta Unión Europea solo trae miseria a la gente y dinero a los bancos

6

De Le Pen se podrá decir lo que se quiera pero nunca que trabaja para favorecer a bancos, bolsas, UE, ONU, globalización, corporaciones...etc. Una verdadera patriota que solo mira por los franceses. VAMOS MARINE!

5

Grande Le Pen! Invito a todo el mundo a ver esta entrevista donde se ve el sectarismo de la sexta. Y que me diga alguien que hay de "ultraderecha" en sus respuestas. Todas son de absoluto sentido comun. https://youtu.be​/7q3e4x6w4AE

4

Enhorabuena a los moderados y constitucionalistas, este es el resultado de su moderación y su realismo inapelable. Europa se dirige de forma lenta pero segura a su fracaso.

3

Os jo.deis!!! Os habéis cargado a Fillon y ahora aguantareis a Le Pen

2

Casi siempre las cosas pasan progresivamente. El ascenso del frente nacional y de otros partidos por Europa es una advertencia: ¡hacéis algo con la inmigración incontrolada y elimináis el buenismo o en las próximas elecciones se producirá el cambio radical!

1

Je suis Front National Avec Marine.....Pase lo que pase en la segunda vuelta....guapetona eres maravillosa y muchas gracias por sacudir el avispero en toda Europa