Ciencia

ASTROFÍSICA

Es el mundo más cercano fuera del Sistema Solar

Hallan un planeta parecido a la Tierra en la estrella más cercana al Sol

Recreación del planeta Próxima b. Al fondo, la estrella Próxima Centauri y en medio, Alfa Centauri. VÍDEO: MARTA VICENTE/ ILUSTRACIÓN: AB. ESO/M. KORNMESSER/

Investigadores españoles lideran el descubrimiento del planeta más cercano hallado fuera del Sistema Solar

La distancia a la que orbita su estrella, Próxima Centauri, le permitiría albergar agua líquida

El rumor era cierto. Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol, alberga un planeta. Un mundo que además, se parece a la Tierra y está situado a una distancia de su estrella que en teoría, le permitiría tener agua líquida, un requisito necesario aunque no suficiente para que pudiera albergar algún tipo de vida.

Próxima b, como ha sido bautizado, se convierte por tanto en el planeta más cercano a la Tierra encontrado fuera del Sistema Solar. En el catálogo de exoplanetas (como se denominan los planetas fuera de nuestro sistema) hay más de 2.000 mundos de características y tamaños muy diversos, pero hasta ahora no se había encontrado ninguno tan cercano.

El trabajo, publicado esta semana en la revista Nature y desarrollado en el marco de la campaña de observación Pálido Punto Rojo, está liderado por el investigador español Guillem Anglada Escudé, de la Queen Mary University of London, y en él participa un nutrido grupo de científicos de nuestro país, la mayoría del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

El descubrimiento de Próxima b ha estado rodeado de cierta polémica, pues para disgusto del equipo de investigadores que firma este trabajo, la noticia de su descubrimiento fue filtrada a un diario alemán hace unos días. Los rumores sobre el hallazgo de un planeta en nuestra estrella vecina y las especulaciones sobre si era habitable han circulado entre la comunidad científica y en las redes sociales.

"Fue desconcertante porque no sabemos de dónde procedió la filtración. Nos sentó muy mal porque estos estudios tienen unas políticas muy estrictas de embargo", relata a EL MUNDO Cristina Rodríguez López, investigadora del IAA y coautora del estudio.

La filtración, sin embargo, no ha empañado su alegría por este descubrimiento, en el que han invertido cuatro años: "Es un trabajo muy emocionante y muy sólido. Estamos muy seguros de que ese planeta existe", asegura. El descubrimiento de estos planetas se hace con métodos indirectos y en los últimos años ha habido algunos anuncios de nuevos planetas que luego resultaron ser erróneos. Así ocurrió con el supuesto descubrimiento de un planeta orbitando el sistema estelar Alfa Centauri AB, que está un poco más lejos que Próxima Centauri.

"Nosotros hemos encontrado una señal fortísima y hemos hecho tres campañas de observaciones para confirmar la existencia del planeta", señala. Esas observaciones se hicieron con el instrumento HARTS, en el observatorio chileno de La Silla, en 2013, 2014 y 2016. "Este año nuestro equipo hizo observaciones de la estrella Próxima Centauri durante 60 días seguidos, de enero a marzo de 2016. A los 15 días ya teníamos una señal clara. Está ahí y cualquier científico puede comprobarlo", asegura.

Para descubrir el planeta y confirmar su existencia han combinado dos técnicas de detección: la fotometría y el método de la velocidad radial.

"Lo maravilloso es que sabemos que ya hay 2.000 planetas y hemos encontrado el que está más cerca. Y, además, hemos tenido la suerte de que sea parecido a la Tierra y se encuentre en la zona habitable de su estrella", resume la científica.

Próxima b tiene una masa un poco mayor que la de la Tierra (1,3 veces la de nuestro planeta). Para determinar el tamaño y si tiene atmósfera, necesitarán hacer más estudios. "Sabemos por las estadísticas que lo más probable es que sea un planeta pequeño y rocoso. Pero para confirmarlo tenemos que ver si el planeta eclipsa a su estrella, si se produce un tránsito. Lo estamos intentando pero no es fácil. Si lo logramos, averiguaríamos el radio del planeta. Y si tenemos el radio y la masa, podemos obtener su densidad".

Asimismo, falta por averiguar la huella del planeta, que les permitirá determinar su composición, "si tiene metano, dióxido de carbono, agua..", enumera.

También hay notables diferencias, por ejemplo, en el periodo de rotación. Próxima b tarda sólo 11,2 días en orbitar su estrella frente a los 365 días que emplea la Tierra en dar la vuelta al Sol.

"Esta estrella va a ser ahora el objeto de deseo porque está muy cerca. Todos los telescopios, como el Hubble o el James Webb, que será lanzado en un par de años, van a apuntar hacia ella", señala Rodríguez.

Una enana roja

Próxima Centauri pertenece a un tipo de estrellas que se denominan enanas rojas: "Tienen una temperatura más templada que el Sol, unos 3.000 grados Kelvin, y una milésima de su luminosidad. De hecho, aunque el planeta Próxima b está mucho más cerca de Próxima Centauri (a siete millones de kilómetros de distancia) que la Tierra del Sol (a 150 millones de kilómetros), su superficie no está achicharrada por el calor", detalla. "La zona de habitabilidad en estas estrellas, es decir, la distancia que permite a los planetas que las orbitan tener teóricamente agua líquida, está más cerca porque emiten menos luz".

Aunque son más frías que los astros como el Sol, las estrellas enanas rojas son muy activas: "Emiten mucha radiación en ultravioleta y rayos X", señala. Esta intensa radiación, en principio, podría ser un obstáculo para que hubiera vida como la conocemos en la Tierra aunque, según recuerda la astrofísica, "hay algunos estudios que indican que una manera de desencadenar la vida en un planeta puede ser precisamente ese flujo de rayos X. La vida que pudiera albergar no tiene por qué ser como la que hay en la Tierra aunque en nuestro planeta hemos comprobado que la vida microbiana está por todas partes, incluso en sitios con condiciones muy extremas".

La astrofísica subraya que todavía queda mucho por averiguar sobre los nuevos mundos que están siendo descubiertos y cree que van a dar muchas sorpresas: «Si algo ha demostrado la búsqueda de planetas fuera del Sistema Solar es que todo es posible», asegura.

Un viaje de 75.000 años

Aunque Próxima Centauri es la estrella más cercana al Sol, 4,2 años luz sigue siendo una distancia extraordinaria para una nave espacial, que tendría que recorrer 40 billones de kilómetros. La tecnología actual no permite enviar una sonda para explorar este planeta y comprobar si alberga vida. "Si mandásemos una nave que viajara a 60.000 kilómetros por hora, que es la velocidad a la que va la sonda Voyager 1, la que más lejos ha llegado [ha salido ya del Sistema Solar], tardaría en llegar a Próxima b 75.000 años", calcula Rodríguez.

Sin embargo, existe una posibilidad de explorar este nuevo mundo en este siglo, al menos sobre el papel. Y es que, como recuerda Rodríguez, hace unos meses el astrofísico británico Stephen Hawking presentó un ambicioso proyecto, denominado Starshot, que planea desarrollar en los próximos 20 años un ejército de minúsculas naves espaciales (del tamaño de un chip) que viajarían al sistema estelar Alfa Centauri. Aunque admiten que la tecnología actual no permite fabricar estas futuras nanonaves ultrarrápidas que han imaginado, confían en que dentro de un par de décadas sí será posible. "Ellos prevén que necesitarán 20 años para desarrollar estas naves, que viajarían al 20% de la velocidad de la luz, por lo que tardarían unos 20 años en llegar a Alfa Centauri".

La científica cree que ahora que se sabe que hay un planeta en Próxima Centauri, los responsables de Starshot cambiarán su objetivo y pondrán a sus micronaves rumbo a Próxima b. "Lo bueno de este tipo de proyectos es que se consigue un desarrollo tecnológico brutal con aplicaciones en otros sectores como el de la medicina", señala.