La campaña que movimientos alternativos de Barcelona llevan a cabo desde hace meses contra el turismo descontrolado en la ciudad mantiene su ritmo. El miércoles a primera hora regresaron las pintadas a las paredes de calles por donde, cada día, centenares de visitantes toman las escaleras mecánicas en dirección al Parc Güell. La mayor de las que amanecieron en Vallcarca era también la menos sutil: «Querido turista: ¡el balconing es divertido!».

El mensaje, escrito en el acceso de la Baixada de la Glòria y que nadie ha reivindicado como propio, apenas duró unas horas, aunque fue difundido a través de las redes sociales. Poco después operarios del Ayuntamiento de Barcelona taparon el escrito con pintura. A mediodía todavía se informaba de que seguía fresca.

Las pintadas contra la presencia masiva de turistas son una constante en los barrios que mayor número de visitas acumulan como Gràcia o Ciutat Vella. En la misma zona que ayer, en mayo pasado, el Ayuntamiento también borró un mensaje que tenía el mismo espíritu: «¿Por qué llamarlo temporada turística si no podemos dispararles?».

Conforme avanza el verano y aumenta el número de visitantes que llegan a la ciudad, se multiplican al mismo ritmo los conflictos con los vecinos. En la Barceloneta los vecinos han creado una página de denuncia en Facebook para publicar los actos incívicos que se producen en el barrio. El Ayuntamiento, por su parte, mantiene el pulso con AirBnB, a quienes ha instado a retirar en el plazo de un mes más de 1.000 anuncios de pisos de alquiler sin licencia.