EXPOSICIÓN

Moda

Viaje hacia el Romanticismo

El Museo del Romanticismo de Madrid recupera el estilo del siglo XIX con 'La Moda Romántica', una muestra que reúne 22 trajes originales que se expondrán hasta el 5 de marzo del 2017.

El Romanticismo supuso una revolución desde el racionalismo ilustrado y el clasicismo, y también un nuevo cambio en el ideal de belleza de la sociedad burguesa, principalmente visible a través de su indumentaria.

Una de las características principales de la moda en este periodo histórico fue el cambio en los estilos marcados por el código de vestimenta según la ocasión, lo que hoy conocemos como etiqueta y protocolo. Todo ello, motivado por la proliferación del teatro, bailes y espectáculos junto a la introducción de una moda internacional que se conocía gracias a la imagen de las revistas de moda. Todo esto supuso también un punto de inflexión, junto la creación del cliente de Alta Costura.

Con estos mimbres, el Museo del Romanticismo presenta la exposición 'La Moda romántica', con 22 modelos originales, sobre esta evolución del traje desde comienzos del siglo y a lo largo del reinado de Isabel II. "Hay pocos sitios en Madrid donde la recreación histórica esté tan perfectamente realizada. Sólo le falta una cosa: los personajes", declara Eloy Martínez de la Pera, comisario de la exposición.

Cambio de la silueta femenina

El momento en el que se considera el primer estilo romántico es a partir del año 1822, cuando se moldea el contorno del cuerpo femenino con la reaparición del corsé y la crinolina, una estructura con aros de metal o de ballena. Ambas se utilizaban como prendas interiores con el objetivo de acampanar la parte inferior del cuerpo para conseguir vuelo en las faldas de los vestidos potenciando el busto y la cintura para crear una figura esbelta junto a los hombros destapados y caídos con el ensanchamiento de las mangas.

La introducción de estos elementos supuso una revolución textil que también llevó consigo la ampliación de tejidos, colores y texturas. Aunque a partir de los 60 se producen grandes modificaciones, como el cambio de la silueta circular a ovalada con la crinolina lanzada, es decir, que el volumen se desplazaba al final de la falda.

Durante las diferentes salas de la exposición se observa que la indumentaria evoluciona y cambia según la época en la que se confeccionaron y la ocasión en la que iban a ser utilizados, como los bailes, los espectáculos de teatro o la ópera, e incluso se muestran diferentes trajes de boda o moda infantil. "Esta exposición nos da también la dimensión de la talla que tenían las personas que lucieron estos trajes", señala Elvira González, comisaria científica.

Estilo Dandi

Los artistas y literatos de la nueva burguesía del siglo XIX optaron por un ropaje más sencillo y sobrio, con la utilización de pantalones negros, pero a su vez buscan diferenciarse socialmente a través de la indumentaria con la utilización de bastones, sombreros de copa y, sobre todo, las levitas de chaqué o fracs y los chalecos. Este fue comportamiento sociológico al que se denominó como dandismo.

Tras esta incorporación al traje masculino en el siglo XVIII se producirán modificaciones, como el cuello vuelto o la utilización de rayas en los fracs en el año 1875. Dentro de la configuración de lo que hoy conocemos como traje, en el siglo XIX cobraban especial importancia los chalecos, ya que era la única prenda con color y fantasía.

De entre las diferentes salas, destaca una de las piezas, la levita que lució el escritor y periodista romántico Mariano José de Larra, y que fue donada por uno de los descendientes directos al igual que la camisa que llevaba el día de su muerte. "Se trata de una pieza única, ya que reúne el espíritu de esta casa y la indumentaria masculina del siglo XIX", señala Martínez de la Pera.

Aparte de este gran viaje por las diferentes estancias y momentos sociales, el Museo del Romanticismo ofrece también una gran oferta de talleres infantiles junto a un ciclo de charlas y coloquios sobre la moda de este periodo histórico. Un viaje que no sólo muestra trajes y vestidos, sino todas las representaciones sociales de la burguesía del romanticismo.

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