Rosberg se mostraba seguro de mantener la pole, pese a lograrla con bandera amarilla en pista. "Había banderas amarillas pero he levantado un poco el pie y he hecho un poco más lento que en la vuelta anterior en ese sector, por lo que estoy tranquilo", declaraba el alemán en rueda de prensa.
Tres horas después, los comisarios llamaban a declarar al piloto de Mercedes. La FIA había abierto una investigación para aclarar si había reducido su velocidad lo suficiente. Las protestas de Hamilton fueron el detonante.
No es la primera vez que se queja de un compañero. En 2007, también en Hungría en plena guerra civil con Alonso, el británico se quejó de que el asturiano le había entorpecido en boxes. El español fue sancionado y tuvo que salir sexto, perdiendo unos puntos que resultarían decisivos en para el campeonato.
Nueve años después la historia se repite, y de nuevo Hamilton está implicado. El campeón del mundo se había quejado sobre el reglamento con bandera amarilla. "Los pilotos tenemos que entender la situación, porque no es lo mismo cómo se redacta la norma y cómo lo interpretamos luego los pilotos y los comisarios. La bandera se saca para indicar que tienes que parar o estar preparado para hacerlo. Puede haber un coche o un comisario".
El inglés continuó explicando lo sucedido: "Para mí no había dudas, tenía que levantar el pie porque Fernando estaba en la pista. Había doble bandera por lo que tienes que tener más cuidado. Nico sólo perdió una décima en esa curva. Si con eso sirve, será bueno saberlo porque entonces las cosas son diferentes ahora y tenemos que revisarlo. No creo que eso sea lo mejor para la seguridad".
Tras 25 minutos de reunión de Rosberg con los comisarios, el alemán mantuvo la pole. Sus explicaciones y los datos de la telemetría convencieron al jurado. Sin embargo, en la batalla Hamilton-Rosberg se ha escrito un nuevo episodio. Y mañana saldrán primero y segundo.