España es un país que goza de unas características únicas para el turismo. Un clima único, una superficie costera de gran extensión, playas de gran calidad y una gastronomía envidiable son algunos de los componentes que hacen de nuestro país un destino único, que muchas veces no sabemos valorar.

Así, lugares como Altea son un claro ejemplo de esta magnífica combinación. Para mí, no hay un lugar mejor en el que desconectar, un pueblo que tiene la mezcla perfecta entre playa y montaña, con rutas entre ambos paisajes que hacen el camino único. La combinación excepcional entre la bahía de Altea y los ríos y montañas que rodean el pueblo configuran un entorno fantástico para recorrerlo en bicicleta.

Gregorio Jiménez. Presidente de Burger King España

Las playas de la Costa Blanca, especialmente las de piedra en lugar de las de arena, nos permiten a los que las visitamos poder disfrutar de momentos de tranquilidad para desconectar del ajetreo de la vida cotidiana. No hay nada mejor que poder bañarse prácticamente solo en esas aguas cristalinas, especialmente cuando el agua del mar está en calma y se pueden ver las praderas de posidonias que reposan en el fondo. Altea está repleta de rincones secretos, que resultan fantásticos para descubrir lugares en los que perderse, bien por las calles empedradas del pueblo antiguo, como por

los alrededores.

Las fuentes de Algar, en Callosa de Ensarriá (a menos de diez minutos), son el mejor ejemplo, con un modelado único, espectaculares cascadas y fuentes manantiales que brotan de la roca en donde se pueden tomar refrescantes baños de aguas puras.

Personalmente, disfruto escapándome con mi familia a la Costa Blanca siempre que puedo, sea verano o invierno. Es toda una experiencia poder ver la evolución de los pueblos y ciudades de la zona, mientras el paisaje se mantiene maravilloso e impertérrito ante estos cambios con el paso del tiempo.

El Levante en conjunto es perfecto para asilarse y disfrutar, pero los campos de naranjos, la gastronomía y el paisaje de Altea hacen de esta ciudad un lugar único.

Las fuentes de Algar, en Callosa de Ensarriá y declaradas Zona Húmeda protegida en 2002, presentan un precioso recorrido de 1,5 kilómetros lo largo del cauce del río Algar cueva, en árabe), en el que disfrutar

de cascadas, fuentes manantiales que brotan de la roca, remansos de aguas puras consideradas antiguamente fuente de salud; además de una antigua presa, un gran canal y acequias centenarias.