El Madrid juega igual de mal que antes
lunes, 23 enero 2017, 08:51
Quien crea que detrás de la fantástica racha del Real Madrid hay un fútbol impecable, probablemente no ha seguido con atención el devenir de los 40 partidos invictos. No es que ahora el Madrid esté jugando mal. El Real Madrid ha jugado un montón de partidos con el nivel exhibido el sábado -nivel medio-bajo- dentro de su racha triunfal. Y el Madrid ha defendido su fútbol desde el resultado y desde un estado de ánimo y una voracidad competitiva sin límites. Su lista de damnificados bajo el parámetro "juego regular tirando a mal pero te gano" es enorme: desde los perplejos japoneses del Mundialito hasta el Sporting de Gijón. No le pidamos al Madrid que ahora juegue bien cuando no lo ha hecho en toda la temporada.
El bajonazo
El Sevilla le bajó el ánimo, el Celta le dibujó carencias y el Málaga le enseñó que una buena racha e incluso una victoria ayuda pero no garantiza nada. Las lesiones han hecho el resto. Y eso se nota en el ambiente plomizo del Bernabéu. Tal vez, exagerado en su dramatismo: malas caras a Cristiano, pitos a Benzema, silbidos a un pobre suplente como Danilo... Todo eso, siendo campeón de invierno, habiendo cumplido con su obligación en el Mundialito y habiendo despachado una de las rachas más memorables que se recuerdan. Cuando el juego no sujeta a un equipo y lo sujeta el ánimo, pasan estas cosas. Es tiempo de remontada y otras filfas. Del juego, ni hablamos. No lo hay.
El vaivén de Messi
El dulce vaivén con el que Messi mece al Barça sólo fue interrumpido en Eibar por el entradón de Escalante a Busquets. A cámara lenta, una carnicería. A velocidad normal, sólo cabe pensar que un compañero no pretende arrancar los ligamentos a un rival.
Ahora sí: terceros
Por fin el discuro del Cholo Simeone cobra vigencia: el Atlético ya sólo puede ser tercero. Antes lo decía para confundir. Engañó tanto que incluso ganó una Liga. Faltó que el día que se proclamaron campeones, Simeone dijera que su aspiración era ser terceros. Ahora, es real. El equipo no da para más. Ni por juego ni, a veces, por ambición. El Atlético enseña la garra y luego la esconde. Ser terceros está bien, no es mal premio. El problema son los socios para este viaje. De los cuatro de arriba, cualquiera puede ser tercero. Para una vez que el Cholo tenía razón, se ha encontrado con los peores rivales. Pero entonces se inventará que lo importante es quedar cuartos.
¿Se viene un clásico?
No lo podemos evitar, nos estamos relamiendo. Desde que Djokovic y Murray han caído en Australia, el pueblo sueña con una final Nadal-Federer. Por nostalgia, por justicia poética, por volver a disfrutar de una rivalidad única. Por aquellas lágrimas de Roger. Por los gestos de dolor de Rafa. Por el tenis en sus dos vertientes universales. La exquisitez contra el corazón.