Junio de 2013. El Leganés, gracias a una magnífica campaña en las redes sociales, consigue que Butarque rebose de aficionados en la primera eliminatoria del playoff por el ascenso a Segunda. Son nueve temporadas en Segunda B... y habrá una décima. Un gol del Lleida en el descuento, marcado por un excapitán del Lega para mayor dolor, llena de lágrimas el estadio pepinero.
En la grada están Alberto y Sergio, que se han contagiado de la repentina ilusión que recorre la ciudad y han vuelto a Butarque tras muchos años. La alegría, en cambio, vuelve a quedarse en Getafe, que sigue sumando permanencias en Primera. La depresión amenaza con volver a Leganés. "Tenemos que hacer algo por el equipo de nuestro pueblo".
Ese verano, Sergio y Alberto ya trabajan juntos en la agencia 'hugin&munin'. En nombre de ella y gracias a un amigo en común entran en contacto con Dani Abanda, responsable de comunicación y, en aquellos días, chico para todo en el Leganés. Su propuesta: diseñar los carteles para los partidos. ¿Gratis? Por ahora sí. Adelante.
El club iba a presentar la nueva camiseta y había que mantener la llama de la ilusión encendida. "Si con dejarnos la piel no basta, mi alma asumirá el trabajo duro", rezaba el primer cartel que se lanzó en internet. Semanas más tarde se jugaba el primer partido oficial de la nueva temporada en Butarque. El mensaje a transmitir era claro: "Ha llegado el momento de levantarnos". La victoria por 2-1 ante el Real Unión fue premonitoria.
El gran salto
Todos los trabajadores del Club Deportivo Leganés repiten lo mismo y no por ello deja de sorprender. "La verdadera revolución llegó con el ascenso a Segunda. De Segunda a Primera no ha cambiado tanto el club". Ningún gol emociona más a los aficionados de toda la vida que el de Carlos Álvarez en L'Hospitalet que supuso la vuelta del Leganés al fútbol profesional en 2014.
Los ingresos se afianzaron y el club creció en su estructura. El departamento de comunicación y marketing pasó a ser de cinco personas, incluidos Alberto y Sergio. La repercusión de sus creatividades empezó a llegar a todos los rincones de España con un doble objetivo: llenar Butarque y crear buen rollo con la afición contraria.
Con esta segunda misión también se lanzaron carteles de partidos a domicilio. El primero, para aquel partido en Pamplona en el que se recordaba a futbolistas que dejaron huella en ambos equipos. Gustó tanto que poco después se repitió para un viaje a La Romareda. Una imagen que evocaba al gruño maño Héroes del Silencio, pero con la leyenda Héroes del Ascenso y las caras de cuatro de los futbolistas que lograron sacar al Leganés del pozo de 2ªB.
Carteles simplemente geniales que colaboraron a que la masa social del club creciera hasta superar los 6.000 abonados la pasada temporada, pero sobre todo a que el Leganés haya adquirido una identidad propia.
Las "charlotadas" de Garitano
Sergio y Alberto son de la "generación Garitano", como se autodenominan los que se reengancharon al Lega en la última campaña en 2ªB, la primera de Asier Garitano en el banquillo pepinero. Dedicar un cartel al técnico vasco es uno de los objetivos, aunque de momento no hay manera. Ya les echó para atrás uno con Zidane y otro con Simeone -el récord hasta que el club da el visto bueno es de ocho diseños distintos-.
"Eso son charlotadas", les dice Garitano, aunque están convencidos de que ante el Athletic, equipo en el que se formó como jugador el míster, lo conseguirán. La colaboración de los futbolistas, en un vestuario humilde como el del Lega, es casi siempre absoluta. Incluso hay quien les ha pedido salir en sus carteles. El filón, por liderazgo y simpatía, es el capitán Mantovani, siempre dispuesto a cualquier cosa para armar 'quilombo': desde grabarse cantando solo en la grada de Butarque hasta ensayar el saludo protocolario al Rey en el museo del cera, que en la Copa "nunca se sabe".
Mezcla de tradición y modernidad
Ahora el club está en Primera, pero la tradición de anunciar los partidos con carteles, habitual en cualquier equipo modesto, se mantiene desde los tiempos en Tercera. Por este motivo, cada partido en Butarque tiene dos carteles: uno urbano, que se distribuye un par de semanas antes por los bares de la ciudad, y otro online, que se lanza en las redes sociales tres días antes del partido.
Las diferencias entre ambos se ven rápido. El urbano lleva "los escudos y el nombre de los equipos bien grandes", como pide siempre Felipe Moreno, propietario del club, para que no haya quejas de los socios más veteranos que siguen informándose del próximo encuentro al margen de la tecnología. El online, con mayor margen creativo, suele hacer un guiño a los seguidores visitantes y ya es tradición que la Federación de Peñas del Leganés se lo entregue enmarcado a las peñas del rival.
Butarque tiene el lleno prácticamente asegurado toda la temporada, pero la visita del Barça era una oportunidad de marketing global única. "Que aficionados del Barça de otros países nos escribieran diciendo que su segundo equipo en España ahora es el Leganés es una de las cosas que más me enorgullece", dice Alberto. Los carteles de "Partido trampa" y "Que sea lo que D10S quiera... o no" pusieron al Leganés en el mapa del fútbol internacional.
Un partido en Butarque empieza cuando sale su cartel, a veces antes de lo previsto. Alguien en la imprenta hizo una foto al del último partido en casa ante el Sevilla -"no los llaméis por su nombre que viene Monchi", con los jugadores blanquiazules de incógnito- y la imagen se viralizó por internet antes de que se colocara en ninguna pared. El éxito se ha desbordado aunque el propio club quiera poner calma. Los carteles del Lega ya forman parte del folclore del fútbol español.