-¿Me permite hacerle una entrevista?
-Sí, pero que sea breve.
-¿Ya sabe que es usted el autor más joven que
ha ganado este premio?
-¿De verdad?
-Acabo de hablar con uno de los organizadores.
Me dio la impresión de que estaban conmovidos.
-No sé qué decirle... Es un honor... Me siento
muy contento.
-Todo el mundo parece contento. ¿Qué ha bebido
usted?
-Tequila.
-Yo, vodka. El vodka es una bebida extraña,
¿no cree? No son muchas las mujeres que lo tomamos.
Vodka puro.
-No sé qué beben las mujeres.
-¿Ah, no? En fin, da igual, la bebida de las mujeres
siempre es secreta. Me refiero a la auténtica. Al
bebercio infinito. Pero no hablemos de eso. Hace una
noche clarísima, ¿no le parece? Desde aquí se pueden
contemplar los pueblos más lejanos y las estrellas más
distantes.
-Es un efecto óptico, señorita. Si se fija con cuidado
observará que los ventanales están empañados
de una forma muy curiosa. Salga a la terraza, creo que
estamos justo en medio del bosque. Prácticamente
sólo podemos ver ramas de árboles.
-Entonces esas estrellas son de papel, por supuesto.
¿Y las luces de los pueblos?
-Arena fosforescente.
-Qué listo es usted. Por favor, hábleme de su
obra. De usted y de su obra.
-Me siento un poco nervioso, ¿sabe? Toda esa
gente allí cantando y bailando sin parar, no sé...
-¿No le gusta la fiesta?
-Creo que todo el mundo está borracho.
-Son los ganadores y finalistas de todos los premios
anteriores.
-Dios santo.
-Están celebrando el fin de otro certamen. Es...
natural.