MÚSICA

Lady Gaga: "He desnudado mi alma, que es lo más duro que se puede hacer"

Portada del sexto álbum de Lady Gaga. Universal

La cantante de Nueva York ha dado otra vuelta de tuerca a su imagen(más sosegada) y a su discurso(más comprometido). Hoy sale un nuevo disco, 'Joanne', que enfrenta enfermedad y entereza

Lady Gaga se hace esperar. Tres, cuatro y hasta cinco horas matando el hambre y haciendo tiempo. Al fin y al cabo estamos a cubierto, en uno de esos días en los que dan ganas de no salir de la cama. Aunque peor lo llevan los fans, que aguantan a la intemperie los chaparrones a las puertas del hotel Langham de Londres. La diva se ha hecho invisible y corre el rumor de que se siente indispuesta. Seguramente cogió frío la otra noche, cuando se plantó en el Moth Club con sus shorts plateados y su top con ventilación extra. Todos pensaban que iba simplemente a lucir el palmito. Pocos esperaban que cogiera el micrófono y arrancara con Perfect Illusion: «No era amor, no era amor/ era una perfecta ilusión».

Esperamos hablar con ella de todo lo que esconde esa canción (más allá del puñal clavado en la espalda de su ex, Taylor Kinney). Confiamos en hacer repaso a su nuevo álbum, Joanne, que esta semana sale a la venta. Ponemos velas en honor de Santa Estefanía para que por fin aparezca, entre los lamentos de los colegas italianos que hacen recuento de pasadas y agónicas demoras. La noche se echa encima y ya casi da igual que lluevan gatos y perros, como dicen por aquí. Lo que queremos es que venga...

Y por fin aparece, muy discreta. Con unos leotardos negros, una blusa estampada y la melena rubia tirando hacia atrás de las raíces negras. Con apenas maquillaje, más allá del contorno de los ojos. Y con un trancazo importante que sin embargo no le impide abrazar y besar, uno por uno, a los penitentes/periodistas que han acudido a la cita: «Tened cuidado, que no os pase la gripe».

Se sienta en el sillón como una niña, menuda y frágil, y proyecta una imagen que poco o nada tiene que ver con la Lady Gaga a que entrevistamos hace cinco años. Fue en Cleveland, Ohio, cuando nos concedió media hora antes de salir al escenario, subida a unos zancos, enfundada en un traje transparente de leopardo y tocada con dos protuberancias que le salían de la frente y de los pómulos: «Son mis huesos, que me crecen en momentos de inspiración».

Sorprende verla ahora al natural, sonándose sus narices sicilianas como si tal cosa, dejando atrás los jirones de carne y los sombreros de langosta: «Llevo un poco de maquillaje, aunque no se note... La gente puede pensar que lo que llevaba antes era una máscara, pero no es cierto. Siempre he sentido una necesidad de expresarme a través de la ropa, de los zapatos o de los sombreros, y así es como me sentía. Ahora me siento más cómoda sin complementos».

Hay una madurez y una gravedad repentina en la voz de Stephani Joanne Angelina Germanotta (nombre completo). Son ya 30 años, 10 de ellos como Lady Gaga, y todo eso se nota. Su madre fue la primera en notar la «tristeza» de fondo en sus cuerdas vocales, y el productor Mark Ronson «ha reconocido ese dolor y no ha querido ocultarlo en ningún momento, más bien al contrario».

«Soy una artista fundamentalmente insegura durante el proceso creativo, cuando estoy sola al piano o cuando no sé si elegir esto o lo otro», reconoce. «Ese es un trabajo que sabe hacer muy bien Mark, con quien ha habido mucha química. Con él y con todos los chicos (y algunas chicas, como Florence Welch) que han contribuido a este álbum tejido a base de historias».

Con Ronson ha vibrado además el hilo invisible de Amy Winehouse... Gaga resopla cuando le recordamos el inevitable paralelismo: «Ufff, ésa es una pregunta dura. Para Mark, Amy era de la familia. Podría decir tantas cosas, pero todo lo que hablamos sobre ella es realmente sagrado. Yo personalmente la admiraba. Ella cantaba exactamente como era, con una honestidad y una fortaleza que fue siempre mi inspiración. Toda mi generación estará siempre definida por su música».

Digamos que Gaga se ha vuelto seria, muy seria, y que Joanne (su sexto álbum) es un intento de llegar a todos aquellos que hasta ahora le dieron la espalda por considerarla frívola y falsa: «Quiero emocionar a los que nunca tuvieron el mínimo interés en mí. He desnudado mi alma en este disco, que es lo más duro que uno puede hacer. Me gustaría que la gente se identifique con sensaciones como las que me inspiraron esa canción y se pregunten: 'Chica ¿dónde crees que vas? ¿qué es lo que va a pasar ahora?' ¡Mierda!».

Joanne, es el momento de decirlo, está dedicado muy especialmente a la tía de Lady Gaga, la misma que le pasó su segundo nombre, que fue también el del restaurante que regentó su padre, Joe. «Este disco es un regreso mental y emocional a mi familia, a ese espacio en el que me enamoré de la música. Y es un reencuentro muy especial con mi padre: yo no entendía en su momento de dónde le venía esa tristeza. Con el tiempo descubrí que era por la muerte de su hermana, que murió con 19 años de lupus, una terrible enfermedad autoinmune. Hubo un momento, cuando estaba en el hospital, en que los médicos sugirieron que le cortaran las manos para prolongar su vida. Mi abuela se negó, porque Joanne era artista: pintaba y escribía».

Gaga lucha por reprimir las lágrimas y mira de reojo a su padre, que le está acompañando en esta gira de promoción que tiene algo de viaje familiar. «Él siempre fue hiperprotector y yo me rebelaba porque quería ser independiente. A él le robaron un gran amor y esa herida no cicatrizó. Por eso quise escribir esta canción como un intento de ayudarle a cerrar las heridas, y si le puedo ayudar a él quizás puedo ayudar a muchos más».

No es que Lady Gaga haya renunciado de pronto a las pistas de baile, ahí tenemos temas como Perfect Illusion. Confiesa de paso la autora de la música y letra que, por mucho que se especule, el mensaje de la canción no es otro que «si el amor te está engañando, déjalo marchar». Y en todo caso este otro: «Todos somos perfectos en nuestras imperfecciones».

Pero si algo cala a la primera oída en Joanne son precisamente las baladas en la que su voz suena más sincera que nunca, como Million Reasons, por no hablar del dueto con Forence Welch (Hey girl) que podría fácilmente convertirse en himno a la hermandad de las mujeres.

«He querido extraer una parte más profunda de mi rabia y de mi corazón», se explica Gaga en largos meandros que tienen algo de monólogos en voz alta. «Para hacer eso he tenido que rasgar en la superficie, en todo lo que hasta ahora me servía de ancla. Hay niveles y niveles de oscuridad en todos nosotros, y hasta ellos se llega quitando capas. No hay que tenerle miedo a la oscuridad que viene de dentro».

Llegados a este punto, Lady Gaga nos revela cuál es su remedio predilecto en los momentos en los que no puede más: «No hay mejor terapia que gritar en una almohada. Puede sonar como algo histérico, pero de veras que tiene sentido. Te sientes increíblemente bien después de grita en una almohada».

«La fama es un lugar de perpetua soledad», dijo en su día Lady Gaga, que hoy busca la cercanía de la familia y los amigos, como antídoto ante esa presión excesiva que le pasó factura en el ecuador de su carrera: «Me rebelo contra quienes piensan que el arte es un juego que tienes que ganar. El arte y la música son ante todo romance, y ése es el aspecto que quiero cultivar (...) No me interesa estar compitiendo a todas las horas contra mi propia imagen, o intentar vivir de acuerdo a unas expectativas. Ahora todo resulta más fácil: escribo mis canciones y hago lo que quiero, voy a mi trabajo».

Su trabajo, por cierto, se desdoblará pronto en el mundo del cine. Lady Gaga seguirá los pasos de Barbra Streisand y Judy Garland en el remake de Ha nacido una estrella, a las órdenes de Bradley Cooper, que lo espera todo de ella. «Me siento totalmente eufórica por formar parte de este proyecto, aunque reconozco que es un gran reto», admite Gaga, en su primera incursión a fondo en el mundo del celuloide, tras haber pasado de puntillas por Machete y Sin City. Otras lo intentaron sin demasiado éxito antes de que ella (Madonna, sin ir más lejos), aunque quienes la han visto actuar admiten que la cámara la quiere tal cual es y sin necesidad de ornamentos: ¿Ha nacido una estrella de cine?

8 Comentarios

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se me han saltado las lagrimas con la emoción de este articulo, y me da mucha pena de la chica, que tenga que desnudar su alma, y le duela hacerlo, animo Lady gaga, se fuerte¡¡¡¡¡¡

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#5 ¿Quién es Lady Gaga? y ahora llámame trol... Tiene talento, sabe cantar, tocar y escribir letras (como un adolescente de 15 años), aunque las composiciones de sus canciones a veces tienen letras tediosas, pero ahí están. El problema de Lady Gaga es que ni ella misma sabe quien es. Quiso ser Madonna, quiso ser Beyoncé, quiso ser Diva del Soul y del Jazz y ahora quiere ser Amy Winehouse + Elvis + chica de barrio. Lo siento pero no tiene personalidad ninguna, algunas canciones se pueden oír gracias a la música electrónica de fondo no compuesta por ella. Lady who? No lo sé, porque al carecer de personalidad no sabemos como es, un año es una, otro año es otra.. pero no es fiel ni así misma. El disco lo he oído y si ese disco lo hace una persona no tan conocida como Lady Gaga, ni se edita.

5
4

Otra intelectual...

3

Es lo último que le faltaba por desnudar. Pasen por caja, señores.

2

Los vestidos de carne y otras extravagancias ocultan para muchos (yo incluido) la calidad musical de esta mujer; ella lo habrá querido así porque era evidente que la primera impresión iba a desmontar del caballo a cualquiera que la viera.... No es mi estilo de música, ni me compraré nunca un disco suyo, pero un día di por casualidad, en youtube, con un vídeo suyo antes de ser Lady Gaga y ahí, desvestida de vestidos extraños y desmaquillada de maquillajes estrafalarios, en un sencillo escenario, simplemente delante de un piano o un teclado, descubres a la artista, haciendo, por ejemplo, versiones de Led Zeppelin, o canciones propias. Quedan ocultos por su imagen una voz increíble (con influencias soul y "bluesísticas") y un dominio del instrumento notable (cantar con ese control de la voz al mismo tiempo que se toca bien un teclado es tarea de muchos años...).

1

Hay cosas más duras, chica. Quizás no las conozcas.