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La revolución de las tijeras

El británico Joshua Coombes acicala a una persona sin hogar. EL MUNDO

La revolución de las tijeras es un fenómeno mundial. Las calles de Madrid (Un corte, una historia), Melbourne (Nashir Sobhani), Nueva York (Mark Bustos) y Londres cuentan con peluqueros profesionales que, sin ánimo de lucro, recorren las calles de sus urbes acicalando a las personas sin hogar. Un corte de pelo, un arreglo de barba, aumenta la confianza de quien no está acostumbrado a que le acicalen.

Hace un año que el británico Joshua Coombes desarrolla su iniciativa #DoSomethingForNothing (haz algo por nada). No sale de casa sin sus tijeras por si se topa con candidatos. "No se trata sólo del corte de pelo, sino de intentar hacer que se sientan más confiados y dignos", explica el joven. Lo que busca es "la conexión humana" y peinarles es sólo una excusa, una manera de regalarles su tiempo y devolverles algo de lo que solían ser.

Coombes se hizo conocido en el Reino Unido tras crear una campaña a través de las redes sociales que animaba a sus seguidores a ayudar a los demás de manera desinteresada y él se aprovechó de su profesión para dar ejemplo. Con 185.000 seguidores en Instagram, gente de todo el mundo ha seguido sus pasos, convirtiendo su proyecto en una especie de "movimiento global" solidario. "Si sólo lo hiciera una persona no cambiaría nada, siempre me alegro mucho de escuchar que hay más gente que está haciendo lo mismo", dice en referencia a sus colegas españoles. Su campaña no ha hecho más que comenzar. "Todas estas experiencias me han hecho cambiar mi manera de vivir y quiero que la gente experimente lo que es hacer el bien a su comunidad, de cualquier manera", anima.

Se trata de gente vendiendo su tiempo por nada, sólo a cambio del contacto con su humanidad. "Me llena conectar con ellos y descubrir quienes son, a veces sólo hace falta escucharles o un poco de conversación", insiste el peluquero. A pesar del frenético ritmo de la capital británica, Coombes trata de estar en contacto con las personas a las que ha acicalado en la calle, cosa que le ha proporcionado algunas alegrías: "Muchas veces aprendes tú más que ellos, por ejemplo con la historia de un mexicano al que peiné y -cuando volví a ver- había superado sus problemas con las drogas y se había convertido en otra persona", explica. Coombes quiere dejar claro que quizás él no fue responsable de esto, pero disfrutó la experiencia con su minúsculo grano de arena. "La comida o el dinero son importantes para sobrevivir, pero lo que quiere mucha gente en la calle es sentirse parte de la sociedad", explica. Y, está claro, en la nuestra el aspecto físico cuenta.

La gente que vive en la calle se enfrenta a retos psicológicos a veces difíciles de superar y Coombes considera que eso es lo primero que se debería afrontar. "Son juzgados constantemente, y lo que deberían hacer los políticos es ayudarlos a reintegrarse en la sociedad con medios que vayan más allá del dinero", reclama. Mientras tanto, él les regala su tiempo, su cariño y sus dotes cómo peluquero. La experiencia le ha dicho que "siempre hay una historia detrás de cada persona" y su objetivo es recordarlo a la gente mediante un llamamiento virtual a "abrazar a quien se sienta invisible en la sociedad".

Su particular campaña no ha hecho más que comenzar y él seguirá usando sus tijeras para dotar de confianza y oportunidades a los londinenses sin hogar. "Todas estas experiencias me han hecho cambiar mi manera de vivir y quiero que la gente experimente lo que es hacer el bien a su comunidad, de cualquier manera", ha dicho animando a sus seguidores.

4 Comentarios

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Por cierto, aquí estos caritativos comentarios tendrían problemas con las normativas municipales. No creo que les permitieran cortar el pelo en la calle, en este país somos de lo más estricto.

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Gente de buen corazón. No creo que lleve demasiado lejos su ayuda, ni va a impediro que surjan continuamente nuevos sintecho, pero se agradece la buena voluntad.

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Pues antes abría que darles un baño con antipiojos de paso por si acaso y cambiarles de ropa y así se hace el trabajo completo y se trabaja más a gusto.Pero bueno,cada uno tiene sus gustos y penitencias.